
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Juan Alés tuvo durante varias décadas una pequeña cadena de supermercados en Málaga, que vendió a principios de la primera década de los dos mil ... a otro gran grupo comercial. Unos años después, con parte del dinero que ingresó, en 2004 decidió comprarse una finca de aguacates de cinco hectáreas de superficie en Almayate, en el término municipal de Vélez-Málaga, de donde es originario este empresario y agricultor veleño de 66 años. Así nació Finca Los Aleses, una explotación agrícola que ha conseguido importantes producciones, muy por encima de la media de la comarca.
Así, según explica su hijo, Juan, de 31 años, ha habido campañas en las que han llegado a recolectar hasta 50.000 kilos de aguacates, lo que supone un 40% por encima de la media estimada para la zona, que se sitúa en torno a los 6.000 kilos por hectárea. Hasta 2017 vendían toda la producción a través de las empresas comercializadoras de la zona. Sin embargo, desde ese año, Juan Alés, tras vivir y trabajar dos años en Polonia después de completar sus estudios de graduado en Historia, decidió embarcarse en la aventura de crear una tienda 'on line' para comercializar directamente sus cosechas al consumidor, sin intermediarios.
En estos cinco años, han conseguido colocar alrededor del 20% de su producción anual a través de este canal 'on line', valiéndose para ello, fundamentalmente, de la red social Instagram y de la página web que han creado, losaleses-aguacates.com. Según explica el joven agricultor, cuentan con alrededor de un millar de clientes habituales, que en su práctica totalidad son españoles, repartidos por todo el país, y residentes en las capitales.
«Vender fuera de Europa es mucho más complicado, lo hemos intentando, pero no es nada fácil, estamos hablando de un producto fresco, perecedero», advierte Juan Alés, quien detalla que ofrecen distintas combinaciones de aguacates, mangos y pitayas, en cajas que rondan los cinco kilos de peso, con precios que oscilan entre los 30 y los 37 euros. «Tenemos árboles de distintas variedades para poder tener cosecha desde noviembre hasta junio, en los meses de julio y agosto no vendemos y en septiembre empezamos a atender ya nuevos pedidos», detalla.
Para ello, tienen una mayoría de árboles de la variedad hass, que es la más demandada y consumida en el mundo, pero también cuentan con plantas de aguacates bacon, pinkerton y lamb hass, lo que les permite servir en más meses del año. En cuanto a los mangos, principalmente disponen de la variedad osteen, la más habitual en la Axarquía.
Esta campaña la cosecha será sensiblemente inferior, debido a la sequía y a los fuertes episodios de calima que afectaron a la floración del aguacate en la pasada primavera. En su caso, la finca está situada dentro de la margen derecha del río Vélez, por lo que están pudiendo seguir regando a pesar de que se ha cortado el suministro desde el embalse de La Viñuela debido al bajo nivel de reservas que presenta la presa. En su caso disponen de recursos hídricos procedentes de las aguas regeneradas de la depuradora veleña y de pozos propios.
«Calculamos que vamos a tener apenas un tercio de la producción habitual, en torno a 15 toneladas», desvela Alés, quien no obstante apunta que, para mantener la fidelidad de los clientes, no van a subir los precios de sus cajas de frutas, que incluyen en todos los casos los costes de envío. Además de la fruta, tienen en venta mermeladas de mango y jengibre y bolsitas de mangos deshidratados que elabora otro productor local de origen inglés.
Además de la compra de la fruta fresca, con envíos que se entregan en un plazo máximo de 24 horas en cualquier punto del territorio nacional peninsular, Finca Los Aleses permite la opción de apadrinar un árbol. Esto conlleva recibir varios envíos de fruta durante los tres o seis meses, además de fotos y vídeos del ejemplar apadrinado, al que se le pone el nombre de la persona que lo apadrina. «Es una forma de sentir y ver que lo que compran y consumen está cerca y vivo», sostiene Juan Alés.
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