![Dos fondos internacionales invierten en la firma malagueña de detección de fugas Aganova](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202211/20/media/cortadas/aganovarr-RTnMJ1pfcKZX290IYLQbRlO-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
![Dos fondos internacionales invierten en la firma malagueña de detección de fugas Aganova](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202211/20/media/cortadas/aganovarr-RTnMJ1pfcKZX290IYLQbRlO-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
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Con el cambio climático agudizando la sequía en todo el mundo, cualquier gota que se escape de una tubería se convierte en un derroche inasumible. Y la realidad es que no es una gota ni dos: se estima que el 36% del agua que viaja ... por la red de abastecimiento se pierde por el camino. Así, no es de extrañar que la tecnología de la empresa malagueña Aganova, capaz no sólo de detectar fugas sino de prevenirlas, haya llamado la atención de Emerald Ventures, un fondo suizo de capital riesgo pionero en tecnologías limpias. Esta sociedad, que cuenta entre sus inversores con Microsoft o el Gobierno de Singapur, acaba de formalizar la entrada en el accionariado de Aganova junto a Cimbria, un fondo estadounidense. Entre ambas han aportado una importante inyección de capital que no ha querido ser concretada por los protagonistas de la operación, aunque ha trascendido que se trata de una cifra millonaria.
Esta inversión tiene un objetivo evidente: acelerar el crecimiento de la compañía a nivel global. «Queremos que nuestra tecnología se convierta en el estándar para detectar fugas en grandes tuberías en todo el mundo», afirma el fundador y CEO de Aganova, Agustín Ramírez. Es el momento para hacerlo: se prevé un crecimiento anual del 5,9% en el mercado global de sistemas de monitoreo de tuberías entre 2020 y 2027, momento en el que se espera que alcance los 7.900 millones de euros.
Aganova va a destinar los recursos captados en esta ronda de inversión a tres propósitos: abrir filiales propias en sus dos mercados prioritarios, que son EE UU y Oriente Medio; potenciar la I+D+i con el foco puesto en la explotación del dato e incrementar la plantilla comercial y de marketing. «A día de hoy somos 25 y a final de 2023 seremos 40», afirma Ramírez.
Aganova opera en 60 países y más del 80% de su negocio es internacional. Hasta ahora, su expansión en el extranjero se ha canalizado mediante acuerdos con socios locales a los que la compañía malagueña cede el uso de su tecnología. Ahora quiere abrir filiales propias en sus dos mercados más pujantes: Estados Unidos -donde el Plan Biden va a destinar inversiones milmillonarias a infraestructuras de todo tipo, incluidas las hídricas– y Oriente Medio, donde la escasez de agua hace absolutamente prioritaria la detección de fugas. Así, el mayor contrato logrado por Aganova hasta la fecha ha sido en Catar, donde se ha encargado de la inspección de la red principal en alta que abastece de agua potable a todo el país.
«El equipo dedicado y trabajador de Aganova está enfocado en resolver fugas de agua a través de una solución elegante y tecnológicamente sofisticada», afirma el socio de Emerald Helge Daebel, quien se unirá a la junta directiva de Aganova. «Esperamos ayudar a impulsar su crecimiento», añade.
La tecnología de Aganova se basa en un dispositivo llamado 'Nautilus': un submarino esférico no más grande que el de una pelota de tenis que está dotada de unos sensores acústicos capaces de detectar todas las fugas o anomalías de una red de abastecimiento. La esfera se introduce en la tubería sin interrumpir el servicio y viaja por ella de forma libre, empujada por el caudal, realizando un registro de la información acústica. Al extraerla, se analizan los datos e identifica cualquier fuga, bolsas de aire, anomalías y su ubicación exacta.
Las soluciones de Aganova están destinadas a funcionar sobre todo dentro de la red de transmisión, es decir, en la tubería principal que conecta una planta de tratamiento a un sistema de agua municipal. Estas son tuberías grandes, en contraste con las tuberías más pequeñas que conforman las redes de distribución y donde se han centrado la mayoría de los esfuerzos de detección de fugas.
Existe un margen significativo para mejorar el rendimiento de estas tuberías en todo el mundo. Un estudio estimó que el volumen global de agua no contabilizada: agua que ha sido tratada pero no genera ingresos y puede perderse a través de fugas, desbordamientos de tanques, robos, imprecisiones en los medidores, etc. fue de 126.000 millones de metros cúbicos por año, lo que equivale a un coste estimado de 39.000 millones por año.
Dado el volumen de agua que atraviesa una tubería de transporte, una posible fuga o rotura en una tubería de este tipo es mucho más grave que dentro de una red de distribución (que es la que llega hasta los hogares). Esto hace que Aganova esté bien posicionada para capitalizar la creciente necesidad de soluciones de mantenimiento de tuberías a medida que los sistemas de agua se vuelven más complejos.
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