Daver, pasión por la artesanía y la calidad pastelera

David Verdú ha crecido entre harinas, cremas y azúcar. Tercera generación compartiendo nombre y apellido en su familia, este rondeño siguió los pasos de su padre y su abuelo, quien en 1942 inició Daver como un pequeño obrador de helados artesanales.

Adaptándose a los tiempos y con la innovación en el ADN, los Verdú han ido creando nuevas propuestas. De este modo el establecimiento fue evolucionando, incorporando primero la pastelería industrial y, posteriormente, convirtiéndose en la primera boutique del pan de la ciudad. Lejos de conformarse, en la actualidad siguen ampliando su oferta de productos y servicios tanto en el obrador como en la cafetería.

«Siempre hemos buscado el desarrollo del negocio, apostando por nuevas propuestas y buscando sorprender a nuestros clientes sin perder la esencia que nos caracteriza», asegura Verdú, que desde 1998 está al frente de Daver junto a su esposa, Patricia Benítez.

Coherente a esta filosofía, con apenas 20 años el responsable comenzó su formación como pastelero en las mejores escuelas nacionales, aprendiendo sobre todas las técnicas y elaboraciones posibles. Para ello llevó a cabo estancias para aprender sobre la repostería clásica en León, la bollería en Barcelona y los hojaldres, una de las especialidades de la confitería en forma de sus afamadas milhojas caramelizadas, en Gijón, entre muchos otros cursos y formaciones. Además, en estos 35 años Verdú ha incorporado una línea propia de productos que es uno de los símbolos de Daver: la chocolatería y la bombonería. Entre sus propuestas tienen una especial relevancia los zapatitos de chocolate que, como cuenta Verdú, se adaptan a las tendencias de moda de cada temporada y destacan por ser pequeñas joyas casi de orfebrería, un éxito en una ciudad tan turística como es Ronda. También mantienen la producción de helados artesanales, un pequeño homenaje al germen del negocio que los vio nacer y una referencia en la ciudad.

No obstante, más allá de elaboraciones concretas, para Verdú la clave de los «80 años y sumando» de esta confitería radica en el carácter artesano y manual de sus productos, que se elaboran 'desde cero'. «Si hacemos turrón no compramos pastas ya hechas, sino la almendra y desde ahí todo lo demás», asegura. Además, emplean materias primas de gran calidad como la leche, la nata, la mantequilla, el AOVE o los huevos, apostando siempre que es posible por productores de cercanía.

La empresa cuenta con dos establecimientos en Ronda situados en la calle Virgen de los Remedios, 6, y Espinel, 57, con casi una veintena de empleados. Además, en Daver surten a hostelería y a empresas de catering con un gran abanico de productos que comparten un denominador común: el compromiso y la calidad.

Con esta voluntad de mejora continua, la confitería renovó el pasado año su web, implementando mejoras en su tienda 'on line' desde la que dan respuesta a las demandas de sus clientes, procedentes de numerosos puntos tanto de España como de Portugal.

Gracias a esto es posible acceder de manera sencilla y sin tener que desplazarse a su delicioso catálogo de productos, que incluye desde los mencionados chocolates y bombones a productos tradicionales o exquisita pastelería tanto al peso como estuchada.

Además, Daver incorpora a este variado surtido los dulces típicos de esta temporada de otoño-invierno y alrededor de 60 productos diferentes de Navidad, desde canapés y entremeses hasta turrones, mantecados, roscos de vino, alfajores 'españoles' o mazapanes, todo artesanal y presentado en diferentes formatos para hacer las delicias de todos los amantes de lo dulce.

«Nos gusta decir que ayudamos a las familias facilitando la mejor mesa en estas celebraciones especiales porque nos encargamos del principio, con los entrantes, y del final con los dulces», asegura el responsable. Una pasión por el arte pastelero que le ha hecho ganar diferentes premios y, sobre todo, la fidelización de sus clientes.