Después de Huelva y Cádiz, la provincia de Málaga es la que más corcho produce en Andalucía, que contribuye, a su vez, en el 50%, aproximadamente, de este recurso natural en España. Sin embargo, la industria vinculada al mismo, que ha retrocedido en la Comunidad, ... es prácticamente inexistente en Málaga, pese a que se trata de un material que reúne destacables cualidades y, por tanto, proporciona un nicho de negocio, eso sí, con dificultades añadidas, como pueden ser la fluctuación de precios de venta o la competencia con Portugal, país que cuenta con un sector en este sentido más que consolidado, con macroempresas que son líderes, además de los vaivenes, en general, de la economía que puede complicar el emprendimiento.
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En la provincia malagueña, en la actualidad, solo está en activo una industria en la localidad de Benarrabá, en el Valle del Genal, en la Serranía de Ronda, CORKSPAIN, dedicada a la venta y transformación del corcho. Hace varios años, Cortes de la Frontera, en la misma comarca, también contaba con otras instalaciones, aunque finalmente, éstas echaron el cierre. De esta forma, la mayor parte del corcho que se produce en Málaga se vende en bruto, principalmente, a empresas del país vecino. «El 97 por ciento del corcho provincial sale fuera», dice Juan Luis Muñoz, de la Oficina Comarcal Agraria (OCA) de la Serranía de Ronda, ya que ésta es la que concentra la producción en Málaga. Muñoz estimó que la provincia concentra alrededor de 32.000 hectáreas de alcornocal y que de éstas, en torno a 24.000 se localizan en la comarca rondeña.
Destacan, en este sentido, Cortes de la Frontera y Ronda, que participan de la parte malagueña del Parque Natural de Los Alcornocales, que se extiende principalmente por Cádiz; y también el Valle del Genal, con pueblos como Gaucín, Jubrique, Alpandeire, Faraján, Genalguacil, Algatocín y Benarrabá. También el Valle del Guadiaro, con Jimera de Líbar, Montejaque y Benaoján. Monda, Istán y Ojén también producen corcho.
«Los compradores son de fuera, se queda muy poco por aquí», reitera Francisco Boza, responsable del sector del corcho en COAG-Andalucía, que añade: «El segundo paso, para que se quede algo más de dinero en la provincia, sería cocerlo, recortarlo, hacerlo fardos y seleccionarlo. Es una lástima que en la provincia ni siquiera se haga esta primera fase industrial, sería un valor añadido para el sector», explica, al tiempo que señala que existen instalaciones en la zona, como las de una antigua cooperativa maderera en el término municipal de Algatocín, en el Valle del Genal; o las que antiguamente funcionaban en este sentido en Cortes de la Frontera.
Esta localidad es la que lidera la superficie de alcornocal en la provincia, con en torno a 16.000 hectáreas. Con la pasada campaña, el Ayuntamiento de este pueblo obtuvo un beneficio por la venta del corcho de alrededor de 1,2 millones (Ronda también ingresa fondos considerables cada año, aunque depende de la zona que se someta a la saca, que va rotando cada diez o nueve años). «Claro que es una oportunidad de negocio, más aún en una zona como la Serranía, que sufre el problema de la despoblación», apostilla el alcalde de Cortes, José Damián García. Éste asegura que el Consistorio ha intentado, y sigue en este empeño, promover la instalación de este tipo de industrias en la localidad, aunque reconoce que la variación de los precios, de un año a otro, dificulta que se pueda licitar la venta por periodos más largos, de cinco años, por ejemplo. «Las empresas quieren asegurarse que van a tener corcho y nosotros tenemos todos los años», comenta, pero apunta a la difícil situación de la economía municipal. «El año pasado hicimos la selección nosotros para generar más puestos de trabajo. Este año aún no lo hemos determinado», explica este alcalde.
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Otros usos
El principal destino del corcho es la fabricación de tapones, en mayor medida, de botellas de vino. En este sentido, también han surgido otros materiales que compiten con el tejido que recubre el tronco de los alcornoques. Igualmente, se aplica como aislante en actividades como la de la construcción; y en el sector del calzado y moda, con la fabricación, por ejemplo, de bolsos o de artículos de decoración.
En 2019, según los datos de la Junta de Andalucía, se produjeron en esta comunidad 26.863,07 toneladas de corcho de reproducción y casi 500 de corcho bornizo (en Málaga, respectivamente, 2.147,16 y 11,29).
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