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Hasta hace menos de un año, Virustotal, la división de ciberseguridad de Google, con sede en Málaga, era un feudo masculino (ellos lo definían con ... un término bastante más coloquial). Su máximo responsable, Bernardo Quintero, juraba que no era porque no quisiera mujeres en su equipo: es que no le llegaban currículums femeninos. Hoy hay cuatro mujeres en plantilla de Google en Málaga y sólo una -la primera que entró, Ángela Dini- presentó su candidatura. Al resto hubo que salir a buscarlas. A Paloma Simón, responsable de 'People and Office Operations' (puesto que engloba recursos humanos y gestión administrativa de la oficina) la 'robaron' de Ebury. A Marta Gómez, ingeniera de 'software' la convencieron para que se viniera de Granada, donde trabajaba para una 'startup americana'; y a María Expósito, también desarrolladora, para cambiar Vodafone por Google y Madrid por Málaga. Tres jóvenes con talento y trayectorias brillantes que reconocen que «no se plantearon» echar el currículum en Google porque no creían encajar con el perfil que busca la multinacional.
No es raro que ocurra esto: es algo que está estudiado y demostrado con estadísticas. «Los hombres se postulan para un ascenso o un nuevo puesto cuando creen que cumplen el 60% de los requisitos y las mujeres sólo lo hacen cuando piensan que cumplen el 100%. Y no sólo eso: cuando se les pregunta cuánto quieren ganar, ellas piden, de media, un 20% menos de sueldo que ellos», apunta Ángela Dini, que cita un estudio de Linkedin según el cual las mujeres sienten más falta de confianza a la hora de plantearse un cambio profesional porque creen que hay otros candidatos mejores que ellas. El 38% de las féminas, frente al 21% de varones, piensan que otras personas merecen más esa nueva oportunidad que ellas. Es una automarginación que tiene que ver con el llamado 'síndrome del impostor', que afecta especialmente a mujeres y miembros de minorías: son incapaces de internalizar sus logros y viven con el temor de ser descubiertos como un fraude. Personalidades de la talla de Michelle Obama han confesado ser víctimas de esta sensación.
Las 'chicas Google' de Málaga están decididas a cambiar esta realidad. Por eso se han embarcado en la iniciativa #IamRemarkable, impulsada por Google hace dos años con el propósito de reforzar la autoestima de sus trabajadoras en el ámbito laboral, de forma que vencieran el pudor y aprendieran a 'vender' sus logros de forma natural. Es una campaña que tiene que ver con el conjunto de estrategias que ha diseñado la multinacional para incrementar la presencia femenina en su plantilla. En este caso, la herramienta para conseguirlo son talleres grupales de unas dos horas de duración, conducidos por voluntarias de #IamRemarkable (que son formadas al efecto), en los que se trabaja en la autoestima, la visualización de los propios méritos, los prejuicios hacia las mujeres que se ponen en valor, el techo de cristal o la brecha salarial.
El campo de acción de #IamRemarkable ya trasciende de la propia Google y se extiende a otras empresas, áreas profesionales o grupos minoritarios (no sólo a mujeres). Sus actividades han llegado a grandes compañías como Amazon, Linkedin o El Corte Inglés, pero también a jóvenes universitarias, mujeres que viven en el mundo rural o personas del colectivo LGTBI. Ahora, de hecho, sus voluntarios no son sólo trabajadores de Google, sino que cualquiera puede serlo tras recibir una formación 'on line'.
A nivel mundial, más de veinte mil personas han participado ya en alguno de los más de mil talleres de #IamRemarkable que se han organizado en 50 países. Desde Málaga, las trabajadoras de Virustotal ya han organizado sus primeras charlas con alumnas de las ramas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) de las universidades de Málaga y Granada y están preparando un ambicioso calendario para el otoño que se centrará en el ámbito universitario y empresarial, aunque no descartan otros colectivos. Quienes estén interesados en participar en uno de estos encuentros o en llevar esta iniciativa a su lugar de trabajo, puede dirigirse al correo electrónico 'iamremarkable_mlg@google.com'.
Paloma Simón explica así la mecánica de estos talleres: «No se plantean como una charla en la que nosotras hablamos y ellas escuchan, sino que se busca que las participantes hablen, se autoanalicen, compartan sus sensaciones con las demás y se genere debate». María Expósito confiesa que cuando ella misma recibió esta formación de #IamRemarkable, se dio cuenta de «cuánto me costaba encontrar cualidades que destacar de mí misma». «Es algo que vuelvo a ver en cada taller: tenemos logros y habilidades que no consideramos como tales porque pensamos que cualquiera podría hacerlo igual, y no es así; sólo nos hacemos conscientes cuando alguien nos dice que eso es realmente valioso y que ojalá tuviera esa habilidad», reflexiona. «Las mujeres estamos educadas en una falsa modestia, se nos enseña a no querer destacar ni hablar de nuestros logros porque se considera vanidoso. Tenemos que aprender a hablar de forma natural de nuestras capacidades y a demandar lo que merecemos», añade.
Así, en estos talleres se ensayan, por ejemplo, situaciones que pueden resultar aterradoras para algunas mujeres, como realizar una presentación, pedir una subida de sueldo o un ascenso. «Lo bonito es cuando alguna participante nos escribe para contarnos que por fin se atrevió a pedir una mejora laboral y que le funcionó», afirma Expósito. Para Ángela Dini, erradicar la desigualdad en el terreno laboral es imposible «si las propias mujeres no nos creemos que valemos». «El camino empieza por nosotras mismas; por ser conscientes de que los sesgos y los estereotipos también nos afectan», añade. Y esto incluye, por cierto, evitar aplicar esos prejuicios contra otras chicas, porque «a veces inconscientemente percibimos como algo negativo que una compañera ponga en valor sus logros, y en cambio si lo hace un chico lo vemos normal», afirma.
No puede decirse que la apuesta de Google por impulsar la presencia de las mujeres en la tecnología sea sólo de boquilla. La multinacional tiene una activa política de ayudas económicas para incentivar que las chicas se formen en este ámbito. Así, en Málaga ha becado a diez alumnas del título de Experto Universitario en Ingeniería Inversa e Inteligencia Malware que ha lanzado la Universidad de Málaga en colaboración con Virustotal. Precisamente el campo de la ciberseguridad es uno de los más masculinizados dentro de las nuevas tecnologías: únicamente el 11% de las profesionales de este sector son mujeres.
Una de las estudiantes que ha disfrutado de esta beca de 1.200 euros (el coste total de este programa exclusivo de la UMA) es Ana Tinoco, de 22 años. «Sin la beca no me lo habría podido permitir», afirma. Ahora se siente doblemente afortunada, ya que tras terminar el curso ha sido seleccionada para hacer prácticas en Virustotal. «Estoy muy contenta, la ciberseguridad es un campo con muchísimo futuro y estoy aprendiendo de los mejores», afirma.
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