La cárnica malagueña Dacrisa facilita la inserción de personas en riesgo de exclusión

Durante tres meses, los participantes en los cursos aprenden a desarrollar nociones para trabajar como comerciales, peón, carnicero, limpieza, mantenimiento o labores administrativas. El perfil de beneficiario del curso es variado. Así, han participado personas con más de 55 años en situación de desempleo, personas con varios años sin trabajar, otros con algunos problemas de salud o discapacidad.

«No buscamos grandes currículums ni experiencia previa, porque entendemos que muchas de las personas que llegan a nuestro programa no han tenido esas oportunidades. Lo que realmente valoramos es la actitud, las ganas de aprender y de superarse», afirma Cristina Carmona, responsable de la empresa, quien asegura que trabajan con asociaciones y entidades que les ayudan a identificar a personas que «realmente necesitan esta oportunidad».

Durante el proceso de selección, conocen la historia de cada uno de los participantes para entender cómo ayudarles. «No se trata solo de llenar plazas, si no de asegurarnos de que cada participante encaje en el programa y pueda sacarle el máximo provecho. Al final, lo importante es que veamos ilusión y compromiso, porque eso es lo que realmente marca la diferencia», afirma Carmona, quien añade que no sólo trabajan para que los participantes adquieran conocimientos técnicos, sino que también ganen confianza en sí mismos, «que sientan que tienen un sitio en el mundo laboral y que su esfuerzo vale la pena».

Los cambios en los beneficiarios del curso son «increíbles», y no sólo a nivel profesional, sino también personal. «Muchos de ellos llegan inseguros, con miedos», apostilla.