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Alfredo Rivero estudió la licenciatura de Química. En 2001 comenzó junto a su mujer, Cristina Cordero, que trabaja como administrativa, con un pequeño laboratorio en su pueblo natal, Riogordo. Empezaron dando servicio a las cooperativas locales de aceite de oliva. A los dos años fundaron ... Labsur Axarquía S. C. A., junto a su sobrino Francisco Javier Alarcón, técnico superior ambiental.
En estas más de dos décadas la empresa ha ido creciendo de manera sostenida en el ámbito de la bioseguridad ambiental y alimentaria, hasta ofrecer más de una docena de servicios diferentes, que prestan a través de distintas firmas integradas en el grupo malagueño. Así operan como un laboratorio privado de salud pública, realizando análisis de agua, alimentos o piscinas; imparten formación y consultoría alimentaria; sanidad ambiental y control de plagas y tratamiento y prevención de la legionella en espacios públicos y edificios.
Asimismo, a través de una división de ingeniería ambiental, realizan estudios de calidad del ambiente interior y la calidad del aire, en edificios públicos, centros comerciales y hoteles, entre otros espacios. «Es como si pasáramos la ITV a los edificios», explica Rivero, de 50 años. Con estas inspecciones y trabajos elaboran las certificaciones de quirófanos y salas de ambiente controlado en los centros sanitarios, tal y como exige la normativa.
Por último, otra de las divisiones de la empresa está dedicada a las limpiezas técnicas de conductos de climatización y su desinfección. En la cartera de clientes de Labsur Axarquía S. C. A. hay unas 500 referencias, entre entidades públicas y empresas privadas, que se dividen, aproximadamente, al 50%. Así, en el ámbito sanitario trabajan para la administración pública en grandes hospitales de Córdoba, Granada, Jaén, Almería, Sevilla, Cádiz y Huelva. «En Málaga es donde menos en este ámbito, pero sí hemos hechos algunas cosas», apunta el cofundador de la firma.
En el terreno privado confían en ellos el grupo QuirónSalud y las Clínicas Ginemed, cadenas hoteleras como Meliá y Vincci y centros comerciales como Vialia y Larios. Asimismo, prestan servicios a otros gigantes empresariales como Airbus, en su planta de Albacete, además de clientes del sector turístico y hostelero en zonas tan dispares como Melilla, Castilla La Mancha, Valencia y las Islas Baleares, entre otras. «Prácticamente nos movemos por toda España, siempre tomando como referencia nuestros laboratorios de Riogordo, donde está nuestra plantilla, compuesta por unos veinte trabajadores», sostiene Rivero.
Así, ante las buenas perspectivas del sector turístico y la inyección económica que ha recibido el sector sanitario en los últimos años, a raíz de los refuerzos por la pandemia del Covid-19, la empresa cerró el pasado ejercicio con una facturación de en torno a los 1,2 millones de euros, una cifra récord y que confían en poder aumentar al cierre de este ejercicio alrededor de un 5%, según la estimación realizada por Alfredo Rivero a SUR.
«La verdad es que nos podemos quejar, estamos trabajando muchísimo, y ahora estos meses de verano son especialmente intensos, tanto por el turismo como por la sanidad, ya que al reducirse la actividad en muchos centros sanitarios, es cuando aprovechamos para realizar nuestros trabajos de limpieza y análisis de la calidad», sostiene el químico de Riogordo.
El grupo empresarial cuenta desde su fundación con un local de unos 150 metros cuadrados que fue cedido por el Ayuntamiento de esta pequeña localidad de la Alta Axarquía, de apenas 2.800 vecinos, dentro de una iniciativa para crear un vivero de empresas. Sin embargo, el crecimiento de Labsur Axarquía S. C. A. ha hecho que Rivero y su mujer hayan decidido embarcarse en el proyecto de ampliar las instalaciones, trasladándose al nuevo polígono industrial construido por el Ayuntamiento junto a la carretera del Arco, la A-356.
De esta forma, la empresa malagueña ha invertido en la adquisición de dos parcelas, que suman 700 metros cuadrados, en las que pretende levantar una nave. Para ello, tienen previsto realizar una inversión de en torno a los 400.000 euros. Para afrontarla, han solicitado una ayuda pública para cubrir una parte de esta cantidad, a través de una convocatoria del Centro de Desarrollo (Ceder) de la Axarquía.
«Esperamos poder tenerla lista para el año 2025, va a ser muy importante para nosotros, porque actualmente tenemos parte de nuestros aparatos de trabajo repartidos por varios locales del pueblo», asegura Rivero.
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