Antonio Cano Vico está al frente del negocio familiar que emprendió su padre en 1968, cuando llegó desde su Jaén natal a Luque, donde había comprado una fábrica de harina. En los orígenes se dedicó solo a producir materia prima para la industria panadera, hasta ... que, pocos años después, puso en valor una almazara que había dentro de las propias instalaciones. Con el tiempo, el aceite de oliva fue ganando terreno, favorecido por el entorno olivarero de la comarca de la Subbética, y hoy aporta el 85% de las ventas de Antonio Cano e Hijos, que mantiene la harinera como segunda línea de negocio.
La almazara fabrica entre 6 y 8 millones de kilos de aceite por campaña, a partir de la producción que genera una finca de olivar que la firma posee en la localidad sevillana de La Campana y de aceituna que compra a otros agricultores. «Somos pioneros en la explotación de olivar en ecológico. Antes de que existiesen empresas certificadoras en los años 80, ya practicábamos este método de cultivo», destaca AntonioCano. Sus marcas son Biocano (la gama ecológica), Oleocano y El Molino de Antonio Cano.
La empresa cordobesa comercializa más de 12 millones de kilos de aceite entre la producción propia y la de otros industriales. La venta a granel supone el 80% del total, principalmente al mercado exterior, que copa el 70% de la facturación de la empresa. Este año prevé cerrar la campaña con un volumen de negocio de en torno a 40 millones de euros.
Japón, Alemania, Francia e Italia son sus principales clientes. «Estamos buscando nuevos mercados, como China o Nigeria, y para ello hemos reforzado el departamento de comercio exterior. Es una estrategia a largo plazo porque pensamos que el crecimiento futuro del sector está fuera, ya que se están plantando muchos olivos. Si la climatología acompaña habrá una sobreproducción a la que tendremos que abrir nuevos destinos», explica el empresario. «La última primavera ha sido perfecta para el campo y la campaña se presenta muy buena, después de dos años de sequía, baja producción y precios disparados», explica.
Junto a su esposa, Adela Ortiz, que gestiona la almazara, en la empresa familiar participa ya la tercera generación, sus hijos María delCarmen y Antonio, con distintas responsabilidades de gestión. «Nuestra seña de identidad es la seriedad, cumplir los tratos que cerramos de palabra con los agricultores que nos venden su aceituna», resalta Antonio Cano.
La almazara de Luque, que emplea a 40 trabajadores, ha invertido tres millones de euros en una envasadora y en la ampliación del patio de recepción del producto.
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