Alberto Gómez
Viernes, 27 de enero 2017, 18:32
A pesar de que la facturación de libros aumentó en torno a un tres por ciento el año pasado, la crisis económica y la piratería mantienen contra las cuerdas a los libreros, que reclaman mayor apoyo institucional y visibilidad mediática. Desde la Federación de Gremios de Editores (FGEE) sostienen que los únicos datos en positivo de los últimos años se deben a cierto repunte de ventas en el libro profesional como consecuencia de la mejora económica y en el aumento de facturación del libro electrónico, pero la situación continúa siendo «alarmante». Entre las reclamaciones del sector destaca la inversión pública en bibliotecas, la puesta en marcha de actividades en librerías y la protección ante las grandes empresas 'online' que tributan fuera de España y contra las que resulta imposible competir, como Amazon.
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Desde la Federación Andaluza de Libreros afirman que los cierres de establecimientos tradicionales se ven compensados por las aperturas de otras librerías «con menos estructura y que, por lo tanto, generan menos empleos y contribuyen a la fragilidad del sector». En medio de este escenario, la reconversión en centros culturales parece la opción más viable y muchas librerías apuestan ya por programar actividades de forma periódica. Talleres, cuentacuentos, firmas de libros y grupos de lectura constituyen el grueso de eventos que organizan las librerías, aunque desde las asociaciones abogan por «ir más allá» y convertirlas «en lugares de ocio».
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