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La suspensión del reparto de dividendos con cargo al beneficio de 2019 impuesta por el Banco Central Europeo (BCE) al sector financiero amenaza con importantes ... efectos colaterales en la actividad de las fundaciones bancarias en España, ya que dejan de percibir un ingreso clave en la mayoría de los caso y vital, como ocurre para la Fundación Unicaja, para su obra social, cultural y deportiva, y también para su estrategia como accionista del banco. La medida del BCE forma parte de las recomendaciones y medidas con las que el supervisor pretende reforzar la situación de las entidades para que no pierdan músculo ante el tsunami económico provocado por la pandemia. De hecho, el presidente de Unicaja Banco, Manuel Azuaga, expresó durante la Junta General celebrada el pasado miércoles que el «compromiso y la solidez financiera» permitirán a Unicaja Banco «apoyar a sus clientes en el contexto actual de dificultad, dar respuesta a los cambios de la sociedad que se avecinan y vislumbrar el futuro como proyecto empresarial sólido».
La entidad bancaria cerró 2019 con un beneficio que alcanzó los 172 millones, un 12,9% más que el año anterior; con un reparto de beneficios, ahora en suspenso, de 77 millones de euros. Será en octubre cuando la entidad vuelva a tomar una decisión sobre esta asignación récord del resultado, y lo hará en función de las circunstancias de ese momento.
En el caso particular de la Fundación Unicaja, accionista de control con el 49,7% del capital, dejará de percibir unos 38,75 millones. La Fundación que preside Braulio Medel puso en marcha en diciembre un fondo de reserva aprobado por el Banco de España para no tener que desinvertir y poder mantenerse como accionista de referencia del banco, una vía que la Ley abrió a las fundaciones bancarias si querían consolidar esa posición. La fundación ha provisionado en los últimos años 70 millones de euros a este fondo de reserva, al que se incorporó con unos años de retraso respecto, por ejemplo, a la Fundación BBK, pero un año antes de que el plazo se agote. Esta inversión lastró su capacidad de ahorro, y además en el peor momento posible. Se trata de recursos 'intocables' que deben estar en activos de máxima liquidez listos para ser usados por la fundación en favor del banco. Sólo podría recurrirse a ellos, por tanto, ante una situación que fuerce a recapitalizar Unicaja Banco. Esto es, para acudir a una ampliación de capital en el caso de que vengan mal dadas y se coloque en una situación delicada de solvencia, coyuntura hoy en día está descartada para una entidad con superávit en los ratios de liquidez y solvencia.
Esta tormenta perfecta ha generado una enorme incertidumbre y pone ahora el foco en la capacidad del Patronato de la Fundación Unicaja de encontrar soluciones a la situación. Fuentes consultadas por este periódico coinciden en el valor estratégico de la obra social en todos los territorios de Andalucía en los que desarrolla una labor que el año pasado permitió desarrollar 3.200 actividades y beneficiar, según la propia Fundación, a 2,4 millones de personas. La Fundación Unicaja realiza también una importante labor a través de sus centros educativos y, como es conocido en Málaga, un papel fundamental como único accionista del Unicaja de baloncesto, especialmente en todo lo que tiene que ver con la cantera. Esta misma inquietud, según ha podido saber este periódico, se vive en Almería con el equipo de voleibol. Pese a la compleja situación, esas mismas fuentes ponen el acento en la necesidad no sólo de mantener sino fortalecer los proyectos solidarios en un momento de especial deterioro económico para las familias.
Las soluciones y medidas que tome el Patronato para solventar esta falta de liquidez momentánea serán determinantes. La imposibilidad de 'tirar 'de ahorros, porque se destinaron a ese fondo de reserva, limita las posibilidades ante necesidades urgentes y prioritarias. Cualquier operación corporativa que pase por la entrada de nuevos inversores en el banco o por la venta pondría en riesgo la posición de la Fundación en medio de una coyuntura de caída de valor bursátil que supondría casi 'regalar' las acciones, según expertos consultados por este diario.
La suspensión de los dividendos ha afectado de manera dispar al resto de las fundaciones bancarias. En el caso de la Fundación LaCaixa, su financiación está mucho más diversificada y no tiene una dependencia tan grande de los dividendos de CaixaBank, sobre todo por su participación en Criteria, que gestiona las inversiones industriales del banco y de la que obtiene importantes beneficios.
Un caso muy similar al de la Fundación Unicaja es el de las fundaciones accionistas de Kutxabank. Las fundaciones BBK, Vital y Kutxa constituyeron igualmente un fondo de reserva y han visto suspendidos también los dividendos del banco vasco. Sin embargo, en este caso van a mantener su compromiso social a través del ahorro y suspendiendo su actividad inversora hasta que se supere esta crisis en el caso de BBK. En los tres casos, las fundaciones tienen ahorro, al contrario que la Fundación Unicaja, porque comenzaron las aportaciones al fondo de reserva en 2015. Fundación Unicaja se incorporó a esta idea en 2019 y tuvo que dedicar 70 millones de golpe a ponerse al día en el programa de plazos marcado por el Banco de España, que sitúa en 2023 el límite, con posibilidad de prórroga, para dotar ese fondo con 150 millones.
JOSÉ VICENTE ASTORGA. El patronato de la Fundación Unicaja lo forman 14 miembros, con Braulio Medel al frente y presidente también de la comisión ejecutiva, órgano de gobierno reducido de cuatro miembros pero con amplio poder de decisión. Los patronos no reciben retribuciones pero sí una dieta de 350 euros brutos por la asistencia cada una de las seis reuniones que al menos deben celebrarse cada año. Los acuerdos en la fundación requieren mayoría y en caso de empate decide el voto de calidad del presidente. En el patronato rotan dos representantes de las entidades fundadoras de las antiguas cajas germen de Unicaja: Fundación Moctezuma de Ronda bajo control del Obispado de Málaga, Obispado de Almería, y las diputaciones de Málaga, Jaén y Cádiz, y Ayuntamiento de Antequera. Esa representación corresponde ahora a Javier Arcas y a Tomás Cano, por la fundación Moctezuma y la Iglesia de Almería, respectivamente. El cupo más numeroso en el gobierno de la fundación es el de «personas con conocimiento y experiencia específicos en materia financiera». Así, junto a Medel se sientan siete profesionales muy diversos de los que cuatro compartieron con él consejo de administración del banco: José Luis Gómez Boza, abogado y ex presidente de una asociación de consumidores; el catedrático de Química Alberto Fernández, el magistrado del Tribunal Constitucional Guillermo Jiménez y el periodista Pedro Fernández Céspedes. Otros tres son exdirectivos colaboradores de Medel en su día en la entidad: el economista Juan José Navarro, el exdirector de Inmuebles Javier Russines y el que fuera director de Planificación y Control, Filippo Faraguna. El cupo de personas independientes de reconocido prestigio lo cubren la médico Carmen Espín, el biólogo José Antonio Fernández, el catedrático de Estadística Antonio Pascual y la exfuncionaria de la Diputación de Málaga Patricia Cid. En la toma de decisiones del patronato, Medel, que tiene la potestad aunque no exclusiva de proponer candidatos, cuenta por tanto con un ascendiente incontestable sobre el órgano de gobierno de la fundación, apoyado en ese núcleo duro de exdirectivos y exconsejeros del banco con los que comparte ahora los destinos del principal accionista.
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