málaga. El presidente de la Fundación Unicaja, Braulio Medel, anunció ayer por sorpresa a través de un comunicado difundido por Europa Press que renunciará a dicho cargo en «un corto periodo de tiempo que permita, con la mente puesta únicamente en el interés de la ... Fundación Bancaria, una transición ordenada». El banquero asegura que con esta decisión no hace sino adelantar una renuncia que tenía previsto realizar antes de que venciera su mandato el próximo otoño. Medel cede así al clamor social e institucional que pedía su retirada ante la grave crisis reputacional y de gobernanza de la fundación que es heredera de la antigua caja de ahorros y principal accionista de Unicaja Banco.
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El presidente se ha resistido durante semanas a dejar su cargo pese a haberse quedado sin apoyos a excepción de algunos patronos fieles. El alcalde de Málaga, el presidente de la Junta, el Parlamento Andaluz, partidos políticos y sindicatos, entre otras fuerzas representativas de la sociedad andaluza, le han pedido con mayor o menor claridad que dimita. Pero él ni siquiera dio un paso atrás hace tres semanas, cuando se divulgó una demoledora carta del Ministerio de Asuntos Económicos que afirmaba tener «serias dudas» sobre su «honorabilidad profesional y comercial» para continuar en la Fundación y exigía la elaboración de un informe externo independiente sobre su idoneidad. Medel llegó incluso el pasado 30 de marzo a utilizar su propio voto en el Patronato de la Fundación Unicaja, arriesgándose a incurrir en un conflicto de interés, para evitar ser apartado de la presidencia durante el tiempo que dure la elaboración del citado informe externo.
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Medel explica su decisión asegurando que no quiere «empañar una trayectoria de 45 años consagrados a la economía andaluza» y denunciando «la existencia de un sinfín de presiones externas y de persistentes campañas mediáticas hostiles» en torno a la Fundación Bancaria que, según critica, han colocado a la «mayoría de los patronos» en una «situación incómoda» y «profundamente injustificada». Por otra parte, aduce la «imperativa atención cada vez más necesaria a otros deberes de índole personal y familiar».
El banquero aprovecha para defender su gestión y la «recta gobernanza de la Fundación Bancaria». También elogia la labor de sus patronos, que según sus palabras han sido «independientes y coherentes con un proyecto cuyos fundamentos, de los que son depositarios, coinciden con los que están detrás de la trayectoria de Unicaja y que permitieron convertirla en el único banco andaluz, en el quinto banco español y en la primera fundación social andaluza de naturaleza privada», apostilla.
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Medel reivindica que «asumió y aprobó» la propuesta de un informe de gobernanza por razones de transparencia y de «colaboración con la institución que ejerce el Protectorado sobre la Fundación Bancaria». Sin embargo, cabe recordar que él forzó con su propio voto el pasado 30 de marzo que dicho informe lo elabore la comisión de auditoría del Patronato, que está presidida por su mano derecha, Filippo Faraguna.
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El consejo de administración de Unicaja Banco emitió un comunicado la pasada semana rechazando las «injerencias políticas» y negando un posible cambio de sede social y la salida de Málaga. Un comunicado a cuya difusión votó en contra el propio presidente de la entidad, Manuel Azuaga. Este insólito hecho evidencia la crisis de gobernanza a la que ha sido arrastrada Unicaja Banco. Y es que el máximo órgano de gobierno de la entidad está dividido en dos: un bloque procedente de la antigua Unicaja que exige que se respete la ecuación de canje de la fusión (que reserva un 59,5% a la parte malagueñay un 40,5% a la asturiana) y otro bloque liderado por el consejero delegado, Manuel Menéndez, exCEO de Liberbank, a quien Medel y sus consejeros dominicales respaldan desde hace meses, desvirtuando así la correlación de fuerzas pactada.
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La alianza entre los consejeros que representan a la Fundación (Juan Fraile, Petra Mateos-Aparicio, Manuel Muela y Teresa Sáez) y los antiguos dueños de Liberbank está teniendo consecuencias muy concretas sobre las que ha alertado el propio presidente de la Junta, Juanma Moreno: la sede de Unicaja Banco en Málaga sufre «un vaciado de contenido» (en palabras de Moreno) que compromete el arraigo andaluz de la entidad y su histórico vínculo con Málaga.
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Esta deriva ha provocado una grave crisis de gobernanza en Unicaja Banco. Tres consejeros independientes presentaron su dimisión en apenas un mes, haciendo que enciendan las alertas de los supervisores financieros.
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