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J. A.
Jueves, 9 de enero 2025, 01:00
Frente a las consecuencias de los largos períodos de sequía la ciencia ofrece soluciones que no dejan de sorprender. Entre ellas, las que pueden beneficiar ... especialmente al sector vinícola nacional. Que las viñas estén orientadas al oeste puede suponer un cambio muy importante para la producción de uva.
Un equipo del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), centro mixto de del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universitat de València y la Generalitat Valenciana, ha desarrollado un trabajo en el que demuestra que una orientación de la vegetación de la vid hacia el oeste, mediante una innovadora adaptación de la tradicional espaldera vertical, mejora la composición de la uva y del vino.
El estudio, publicado recientemente en acceso abierto en la revista OENO One, señala este sistema como una vía de adaptación al aumento de las temperaturas por el cambio climático.
La investigación expone que, en un viñedo conducido en espaldera con una orientación de las filas norte-sur, la más habitual en el cultivo de la vid en nuestro país, se puede mejorar la composición de la uva y del vino inclinando los sarmientos hacia el oeste.
Es posible incrementar el color del vino y la madurez fenólica de la uva al optimizar la exposición de las hojas y los racimos a la radiación solar, y protegerlos de la excesiva exposición al sol durante las horas más calurosas del día. El contenido fenólico de la uva hace referencia a los compuestos químicos que influyen, de manera directa en el sabor, el color y la frescura en boca de los vinos.
Según se explica en el trabajo desarrollado por el Grupo de investigación Agua y Cultivos del CIDE, este sistema de distribución de los sarmientos permite adaptar el viñedo a las condiciones más extremas del cambio climático, sin necesidad de variar el material vegetal o la localización del cultivo, pudiendo así mantener la plantación inicial y variar únicamente la orientación de la vegetación. Todo ello se puede implantar gracias a un sistema de espaldera plegable compatible con la mecanización del viñedo.
Diego Intrigliolo Molina, investigador del CSIC y coordinador del trabajo, asegura que «la principal aplicación de este sistema de distribución y orientación de los sarmientos recae en la producción de vinos de alta gama y calidad, puesto que puede servir para mejorar la composición de la uva y permitir una crianza más larga de los vinos». «Al partir de uvas con más carga fenólica, se puede llevar a cabo una crianza de mayor duración», señala.
Otra posible aplicación de la investigación puede ser la mitigación de los efectos negativos del estrés hídrico, pues mediante el novedoso sistema de conducción se puede reducir la radiación interceptada por las cepas durante las horas del día en las que la demanda evaporativa es mayor.
El ensayo se realizó durante dos campañas consecutivas en un viñedo bajo riego deficitario de Vitis vinifera L. cv. Bobal situado en Requena (Valencia), bajo un clima templado-cálido. Bobal es, después de la Tempranillo, la segunda variedad de uva tinta cultivada en España.
En los últimos años, científicos y viticultores han explorado estrategias de campo para hacer frente a los efectos adversos del cambio climático en la composición de la uva. Las posibles estrategias de adaptación pueden incluir la cosecha temprana, aunque esto puede no ser viable ya que no permitiría que las uvas alcancen la madurez fenólica adecuada, la reubicación de viñedos a lugares más frescos y la modificación del material genético empleado, como variedades, clones y portainjertos de vid.
Otras estrategias de adaptación implican cambios en las técnicas de manejo del campo, incluido el riego, retrasar la fenología de la vid con podas de invierno tardías, modular la interceptación de la luz, ajustes en la arquitectura de la vid, manejo del dosel, etc.
El estudio llevado a cabo por el equipo del CIDE se centra en los beneficios del manejo del dosel al inclinar 30 grados el sistema tradicional de posicionamiento de los brotes verticales hacia el oeste. El sistema vertical es el más utilizado en uvas que se dedicarán a la elaboración de vinos.
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