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Matías Stuber
Domingo, 29 de enero 2023, 00:09
José Ángel Lanzas es un agricultor de Cuevas de San Marcos. Allí tiene unos 200 almendros, uno de los cultivos más afectados el año pasado por la sequía. A una situación ya de por sí complicada, provocada por la falta de agua, que redujo la ... producción en un 30%, se suma ahora un repunte de la importación de la almendra californiana, que se vende a un menor precio.
La almendra malagueña supera en calidad a su competidor de Estados Unidos, pero no puede rivalizar en precio. El kilo de la almendra malagueña se paga a unos 3,60 en pipa (sin cáscara), mientras que la almendra californiana se vende muy por debajo de ese precio. Una realidad que está agravando los problemas de los agricultores, que ahora ven como su producto no sale de las cooperativas.
Las Navidades son una fecha clave para el sector de la almendra. Los fabricantes de turrón son uno de los principales clientes tradicionales, pero el balance que queda es frustrante, ya que la gran mayoría ha optado por primar el precio frente a la calidad. Es lo que considera el presidente de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Málaga (UPA), Francisco Moscoso, que se muestra rotundo: «No se ha vendido prácticamente almendra española. Las fábricas, como pueden comprar prácticamente donde quieren, pues van a por lo más barato».
José Ángel Lanzas, el agricultor de Cuevas de San Marcos, resume lo que está padeciendo el sector: «Lo de la almendra es cada vez menos rentable. Son muy pocos los que priman la calidad por encima del precio. Alguien que quiere mil kilos de almendras para hacer turrones, mira por lo que mira», señala.
Al final, lo que se dibuja es una lucha entre David y Goliat. David son los agricultores malagueños, que cultivan una almendra ecológica, que se ubica, en la mayoría de ocasiones, en laderas empinadas. «La recogida es tremendamente laboriosa. Por ello, cada vez es más frecuente ver como quedan almendras sin recoger. Eso hubiera sido imposible en otros tiempos», dice José Ángel. Frente a ello, la producción a gran escala de la almendra en California, donde la fabricación responde a un proceso industrial.
Preguntado por una solución, Francisco Moscoso se muestra tajante. «Tendrían que obligar por ley a que se compren productos nacionales. Al menos, determinadas cantidades», expresa. En un libre mercado, sin embargo, se trata de una solución bastante improbable. Las consecuencias de una tendencia que ya se vislumbraba en los últimos años, las dibuja José Ángel Lanzas: «Al final, vamos a ver como cada vez se quedarán menos almendras sin recoger. Esto ya no resulta rentable». Que todavía haya recolecta, asegura, tiene que ver con que se produce en tiempos en los que no hay otras tareas en el campo.
La preocupación también es compartida en Asaja. «La situación es tan grave que muchos agricultores han decidido, directamente, no meter las máquinas a cosechar. La subida de los costes de la energía y el gasóleo ni siquiera compensa. Hay un problema adicional para los agricultores especializados en la almendra. A pesar de la menor cosecha los precios se mantienen por debajo de costes», aseguran los responsables de frutos secos de la asociación.
Francisco Moscoso denuncia que todo este contexto ha generado una situación insólita: la cosecha de 2022 aún no se ha vendido y ya se está en enero, con las Navidades ya finiquitadas. Según precisa, más un 20% de la cosecha aún está en los almacenes de las cooperativas que compran este producto en la provincia de Málaga.
La sequía es el otro gran problema que afecta al sector. La falta de agua está haciendo estragos en las cosechas registradas y no importa de qué fruto se trata. El sector de la almendra en Málaga también ha visto como se ha reducido la cosecha correspondiente a los años 2022/2023. Concretamente, lo ha hecho en algo más del 20%, pasando de las 1.600 toneladas de la anterior campaña a una cosecha que ha quedado por debajo de las 1.300 toneladas.
Como ha pasado también en el sector de la aceituna o del cítrico, la realidad ha empeorado unas previsiones que ya eran bastante negativas. En una primera estimación realizada a finales de mayo para la provincia de Málaga, aún se hablaba de una pérdida en la producción del 18,75%. La caída registrada no es algo exclusivo de la provincia. Pero la almendra ha retrocedido en casi todas las provincias andaluzas, donde la sequía representa un denominador común.
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