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Ronda, Monda, Alhaurín de la Torre, Alhaurín el Grande, Torrox, Arenas o Vélez, son algunos de los municipios malagueños donde ya hay agricultores que están ... apostando por la producción de pitaya, otra fruta tropical originaria de América, de forma ovalada, con una especie de espinas por fuera, que empieza a echar raíces en la provincia.
El interés se está extendiendo también por Valencia, Alicante, Jaén, Sevilla, Córdoba, Cádiz, Huelva, Almería, Ciudad Real, Madrid e incluso Zaragoza, así como en Marruecos y Portugal. Al menos, así se asegura desde Pitaya España, cooperativa malagueña con sede en Vélez-Málaga, creada hace apenas tres años y que ya a grupa a más de 60 productores españoles con una producción de unos 100.000 kilos que prevé multiplicar por diez en tres años.
Según su director gerente, José Ángel Cano, que se ha convertido en el principal impulsor de este cultivo, convencido de que tienen un «magnífico futuro», Pitaya España se dedicada a la producción y comercialización tanto de plantas ecológicas, como vivero oficial, como de fruta también ecológica.
Esta campaña la cooperativa ha estrenado una línea de elaborados con el fin de sondear otros nichos de mercado y aprovechar toda la producción. Por lo pronto, Pitaya España ha lanzado al mercado cuatro productos, dos mermeladas de pitaya, una de variedades de pulpa roja y otra de variedades de pulpa amarilla, así como dos tipos de crema, que incorporan en sus recetas parte de la pulpa del interior de la cáscara.
«Nuestro principal objetivo es producir y comercializar fruta de la máxima calidad y aprovechar las que no cumplen las exigencias mínima para los elaborados. Tenemos en proyecto lanzar otros productos como un licor de pitaya, yogur con pitaya y una golosina tipo gominola. Esta fruta interesa bastante a la industria cosmética y ese es otro nicho de negocio en el que ya estamos trabajando. De hecho ya hay empresas francesas e inglesas del sector que han contactado con nosotros», subraya Cano, un manchego de Tomelloso (Ciudad Real) que aprendió todo lo que sabe sobre el cultivo de pitaya en Brasil junto a grandes expertos.
La cooperativa cuenta con una nave en Vélez y un invernadero de 1.200 metros cuadrados en la localidad de Almayate dónde realiza ensayos con diferentes variedades para comprobar su adaptación a las condiciones climáticas, y que realiza las veces también de vivero.
Aunque trabaja con 12 variedades, según Cano, son seis de ellas las que mejor comportamiento están presentando y que más interés están despertando entre los productores. Se trata de las variedades Undatus, de pulpa blanca; Hybridum, Costa Rica, Teroso, Porpusi, JC 01 y JC 02, todas ellas de pulpa roja.
Para el gerente de Pitaya España, la gran ventaja de la fruta del dragón española y malagueña es su calidad, mucho más dulce que la de importación. «Nuestras pitayas alcanzan los 19º brix. La fruta de importación es cortada verde, por lo que nunca alcanza el dulzor de nuestras producciones, y presenta problema de logística, ya que la cáscara de la pitaya es delicada», asegura.
Según Cano, Pitaya España firma un contrato anual con sus socios garantizándole la compra de la producción, a la vez que contraen un compromiso para producir con una gran calidad siguiendo los protocolos que señala la empresa. «Lo que no podemos es producir fruta que no cumplan con los mínimos exigidos, porque hará que nuestra fruta se gane una mala fama en el mercado. Lamentablemente, hay agricultores que van por libre y que no priorizan la calidad y eso va contra un sector que está empezando a despegar», advierte.
Para Pitaya España, cada planta puede llegar a producir unos diez kilos a partir del quinto o sexto año. «Nuestro sistema de cultivo permite empezar al producir desde el primer año, aunque empieza a ser más elevada a partir del tercer o cuarto año. Se plantan tres plantas por metro lineal. No necesita mucho agua. Calculamos que unos tres o cuatro litros en verano, que es cuando hace más calor, cada tres días. Tampoco hay plagas y enfermedades que nos afecten y su rentabilidad para el agricultor es alta. El kilos de fruta puede rondar entre los cuatro y cinco euros», según José Ángel Cano.
Pitaya España considera que el cultivo debe realizarse en invernadero, para evitar los daños por vientos fríos o demasiado cálidos; con sombreado y sistema de aspersores en aquellos lugares con riegos de caídas de temperatura. La planta debe estar guiada con tutoradas de dos metros de altura para evitar que se crucen las plantas. Asimismo recomienda que el cultivo de realice en tierras con un buen drenaje y sobre caballón.
Según Cano, la campaña de fruta en zonas como Málaga suele comenzar en julio y se prolonga hasta noviembre e incluso hasta diciembre. Los primeros botones de flor suelen aparecer en abril y se convierten en flor en unos dos meses. Estas flores deben ser polinizadas, bien manualmente o utilizando algún tipo de maquinaria. Pitaya España está desarrollando junto con la empresa BISARI Agroinnovación una mochila polinizadora capaz de aspirar el polen y pulverizarlo a la vez de una manera más eficiente y rápida.
«Las flores suelen abrirse entre las 20.00 y 22.00 horas y están listas para polinizar unas seis o siete horas después, los que significa que la polinización deben ser realizada entre las 06.00 y 07.00 horas. La máquina que estamos desarrollando permitirá aprovechar mucho mejor el polen, tanto que con el polen de una sola flor podremos polinizar 100 flores y con una mayor garantía de éxito», explica Cano.
Pitaya España colabora actualmente en el desarrollo de una plantación de esta fruta tropical en Zaragoza en una antigua nave ganadera en la que las plantas van en cubas de 43 litros adapta para que drenen correctamente, a la vez que en otros proyectos bastante más moderno y ambicioso en Marruecos en el que la plantación llevará en la cubierta placas fotovoltaicas.
10 hectáreas es la que de momento hay dedicada a esta fruta en la provincia.
60 socios son los que integran Pitaya España, que comercializa unos 100.000 kilos de fruta.
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