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En plena campaña del mango en la Axarquía, que se está desarrollando con a buen ritmo con la previsión de cerrar con más de 20.000 toneladas comercializadas, en los laboratorios del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora (IHSM), con sedes en Algarrobo ... y el campus de Teatinos, en la capital malagueña, se sigue trabajando para mitigar algunas de las plagas más habituales que están afectando a este cultivo subtropical, que cuya superficie ha crecido considerablemente en los últimos años en la comarca oriental, debido a su menor demanda hídrica respecto al aguacate.
El investigador Francisco M. Cazorla ha estudiado, junto a profesionales de otros centros, el modelo de una cepa patógena de 'Pseudomonas syringae pv. syringae', responsable de la necrosis apical del mango, para identificar las bases genéticas y moleculares de su virulencia. A través de este trabajo, el equipo ha descrito una molécula señal, llamada leudiazen, de la que depende la virulencia de éste patógeno bacteriano, es decir, que promueve la agresividad de este microorganismo patógeno a la hora de causar una enfermedad, y que, en este caso, «es muy dependiente de la producción de toxinas como la mangotoxina», según han destacado desde el IHSM.
El equipo investigador en el que se encuentra Cazorla ha señalado en un comunicado que de este modo «una estrategia que emplee compuestos que interfieran con esta molécula señal, y compatibles con su uso en agricultura ecológica, atenúan la patogenicidad de P. syringae pv. syringae». «Este extremo se ha podido comprobar empleando compuestos autorizados en agricultura ecológica por la UE», han apostillado.
La necrosis apical del mango es una enfermedad cuyos síntomas se producen de noviembre a febrero coincidiendo con la época de frío y que se basan en la aparición de manchas necróticas en las hojas, ramas y yemas, condicionando estas últimas la producción de fruto, y que ha sido descrita y ampliamente investigada por el grupo de investigación 'Microbiología y Patología Vegetal', bajo la supervisión de los doctores Antonio de Vicente y Francisco M. Cazorla.
Esta investigación, publicada en la prestigiosa revista 'Science Advances', abre nuevas posibilidades de manejo de cultivos sobre los que actúa éste y otros patógenos bacterianos asociados. En este trabajo ha colaborado el investigador del IHSM La Mayora, centro mixto de la Universidad de Málaga y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), junto a científicos de otros centros como la Universidad de Zúrich (Suiza) y la Universidad de Leiden (Países Bajos) y ha tenido una duración de aproximadamente dos años.
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