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La flota pesquera malagueña, conformada por unas 250 embarcaciones repartidas por los cinco puertos pesqueros de la provincia (Estepona, Marbella, Fuengirola, Málaga y Caleta de Vélez) vive de la captura de unas 150 especies diferentes en los caladeros situados de una punta a otra del litoral. Según los datos definitivos del sistema de información andaluz sobre comercialización y producción pesquera de la Dirección General de Pesca y Acuicultura de la Junta de Andalucía (IDAPES), en 2018 la flota capturó 7.708.817 kilos en total, entre pescados, moluscos y mariscos. Esta cantidad muy similar a la registrada en 2017 con 7.023.945, en incluso 2016 (7.742.115). Sin embargo, dista bastante de los 11.097.162 kilos que las embarcaciones pesqueras de la provincia consiguieron alcanzar en 2014 o los 10.347.742 de 2015. A pesar de ello, la facturación del sector no ha descendido demasiado respecto a hace cuatro años (24.476.465 euros en 2014). La flota de la provincia ha logrado facturar en el último año 22.844.654 euros, lo que significan 510.087 euros más que en 2017 (22.334.567).
Según el balance de los puertos malagueños correspondiente al pasado año, una docena de especies pesqueras salvan la facturación de la actividad pesquera en la provincia. De hecho, representan más del 81% de la facturación total. Se trata en concreto, del pulpo de roca, la sardina, la gamba, el boquerón, la merluza, el algarín, la cigala, el salmonete de fango, el jurel, el rape negro, la jibia y el salmonete de roca. Las capturas de estas especies significaron el pasado año una facturación para el sector de 18.686.279 euros.
Por primera vez, el pulpo fue en 2018 la especie que más valor económico ha aportado al sector, con más de 6,7 millones de euros, muy por encima de la sardina, que ocupa el segundo lugar del ranking de especies más rentables para el sector con 4,8 millones de euros entre los cinco puertos de la provincia. La razón de que el pulpo haya sido la especie que más facturación ha aportado a la actividad pesquera en la provincia durante el pasado año es el alto valor en lonja que alcanzó durante toda la campaña (la cotización media en la lonja fue de 9,06 euros el kilo). Se la da la circunstancia de que desde el 1 de julio y hasta el 30 de septiembre el pulpo está de veda, por lo que su captura está prohibida hasta octubre. En la provincia cuenta con autorización para capturar esta especie unas 140 embarcaciones de las 245 que hay en todo el Mediterráneo andaluz.
Ha sido en la lonja del puerto de Caleta de Vélez y ha alcanzado los 53,15 euros el kilo. No es una especie frecuente entre las capturas de la flota de la provincia. En lo que va de año apenas se han capturado 6,46 kilos. El langostino se encuentra en aguas poco profundas (entre los cinco y 40 metros). En Garrucha también recibe el nombre de caramoño y en Huelva el de langostino de la Bahía. Se pesca con arte de arrastre, enmalle o nasa. Se alimenta especialmente crustáceos, poliquetos y moluscos. Es común en todo el litoral andaluz, aunque se captura casi exclusivamente en el litoral suratlántico. Se pesca todo el año, aunque es más abundante en los meses de abril a junio y de noviembre a enero. Su carne es excelente y muy apreciada. El langostino autóctono puede alcanzar precios muy altos en lonja. En la lonja de Málaga, la especie que mayor precio ha alcanzado ha sido la cigala (30,43 euros el kilo). En Marbella, ha sido la cigala (38,46) y la langosta (36,34). En Fuengirola, la langosta ha sido la más cotizada en lonja (40,25 euros el kilo) y en Estepona, también la langosta (36,85).
La pesca de la gamba aportó a la producción pesquera malagueña 1.653.671 euros. La sigue el boquerón, con 930.454, la merluza (839.591), algarín (643.266), cigala (608.503), salmonente de fango (534.181), jurel (495.240), rape negro (481.426), jibia (463.565) y salmonente de roca (460.785).
Existe además una decena más de especies que por su aportación económica son también destacables para el sector. Este es el caso de la bacaladilla (277.726 euros), el bonito (249.370), la brótola de fango (103.379), soldado (244.565), calamar (126.337), choquito picudo (160.252), concha fina (155.970), coquina (301.739) y quisquilla (172.412).
Por puertos, la flota de Caleta de Vélez sigue siendo la que más capturas realiza con 3.386.414 kilos, volumen que representa el 43,9% del total que ha realizado la provincia (7.708.817). Las embarcaciones pesqueras del único puerto de la Costa del Sol oriental han aportado a la facturación del sector en la provincia 9.102.482 euros.
Le siguen la flota de Estepona con 2.114.443 kilos de capturas y 5.020.655 euros; la de Marbella, con 899.973 kilos y 3.514.369 euros; Fuengirola, con 682.991 kilos y 3.291.627 euros, y por último Málaga capital, con 624.997, pero con 1.915.519 euros facturados.
En lo que va de año (enero a marzo), la flota de la provincia lleva facturado 1.990.062 euros, mientras que las capturas sólo alcanzan los 641.242 kilos. Como es habitual, el puerto de Caleta de Vélez es el que más capturas y facturación ha logrado con 277.631 kilos y 825.866 euros.
Entre las especies más capturadas por la flota malagueña se encuentran la sardina, el algarín, el jurel, el pulpo, la alacha y el boquerón. Sin embargo, no son los más caros. Los que más precios alcanzaron en las lonjas de pesca de la provincia son el langostino, la langosta, la cigala, el mero, el calamar y la gamba. Según los datos de Idapes correspondientes a 2018, la especie más capturada fue la sardina con 2.628.053 kilos que alcanzaron un valor de 4.874.441 euros. Le sigue el algarín, con 1.375.008 kilos, pero con sólo 643.266 euros; el pulpo de roca, con 739.377 kilos y 6.701.156 euros; la alacha (410.638 kilos y 112.435 kilos), el boquerón (310.241 kilos y 930.454 euros). Sin embargo, aunque con un volumen de pesca bastante menor, las capturas que más cotización alcanzaron en las subastas fueron el langostino, que se cotizó a 53,34 euros el kilo; la langosta, con una media de 36 euros el kilo; la cigala, con 30,48 euros; el bogavante, con 24,84 euros; la quisquilla, con 21,92; el mero (21,98), el choquito, con 14,19; la gamba (14,50) y la hurta (19,90). Estuvieron también por encima de los 10 euros e kilo especies como la coquina, la cañailla, el atún rojo, la baila, el cabracho, la corvina, el falso abade, el gallo pedro, el lenguado senegalés o la lubina.En cambio no superaron ni siquiera el euro el kilo en lonja capturas como la chopa, chupa, lisa, melva, morena, oblada, pargo, zafio, alacha, algarín, caballa del sur, curruco o jurel negro. La media del jurel fue de 1,03 euros e kilo; la sardina rondo los 1,85; el boquerón se cotizó de media unos 3 euros el kilo en lonja; la concha fina tuvo una media también de 2,85 euros el kilo, mientras que el volador, muy típico en la zona de Estapona, alcanzó los 3,21 euros el kilo. En lo que va de 2019, la más cotizada ha sido el langostino, que en la lonja de Caleta de Vélez ha alcanzado los 53,15 euros el kilo.
Actualmente, el sector está tratando de que la administración andaluza amplíe el cupo de la chirla. Entre enero y marzo la flota agotó todo el cupo previsto para este año (22 toneladas). Esto significa que no se podrá volver a capturar hasta el 1 de enero de 2020. No obstante, el sector ha solicitado a la Dirección General de Pesca de la Consejería de Agricultura una revisión de la cuota de la chirla con objeto de que se pueda reabrir la pesca antes de final de año. Según la presidenta de la Federación de Cofradías de Pescadores de Málaga y patrona mayor de la Cofradía de Caleta de Vélez, María del Carmen Navas Guerrero, «se trata de una cuota ridícula, tanto que si se tiene en cuenta a toda la flota sólo corresponden 173 kilos por embarcación y año. Entendemos que la cuota debe ser ampliada, por ello el sector ha solicitado un estudio con el fin de logra un incremento de la cuota de cara a la revisión del plan de gestión de marisco que deberá realizarse el próximo año».
Una de las grandes preocupaciones del sector pesquero malagueño es ver qué incidencia tendrá el plan de gestión pesquera del Mediterráneo Occidental, que afecta a España, Italia y Francia. Aunque todavía pendiente por desarrollar por el Gobierno de España, el plan establece que el esfuerzo máximo admisible debe reducirse un 10% en 2020, el primer año de aplicación del plan, en comparación con días de pesca permitidos entre 2012 y 2017. Para el conjunto de los primeros cuatro años de aplicación, el esfuerzo pesquero debe disminuir un 30%.
Además, impone la prohibición del uso de redes de arrastre dentro de la zona de seis millas náuticas desde la costa, excepto en fondos marinos con más de 100 metros de profundidad, durante periodos de tres meses que podrán establecer los propios Estados miembros a la luz de datos científicos que avalen una reducción del 20% de las capturas de juveniles de merluza.
Por otro lado, impulsa la gestión compartida entre países, comunidades locales y otras partes involucradas, facilita el cumplimiento de la obligación de desembarque, limita la pesca recreativa cuando su impacto sobre la mortalidad es elevado y limita a 15 las horas de pesca diaria (18 horas teniendo en cuenta el tiempo de tránsito entre el puerto y la zona de pesca).
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