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Pescadores exigen que los municipios mejoren la depuración de sus aguas residuales para aumentar la calidad de los caladeros. AP
Culpan al saneamiento y la contaminación de la obligación de depurar los moluscos bivalvos del litoral malagueño

Culpan al saneamiento y la contaminación de la obligación de depurar los moluscos bivalvos del litoral malagueño

El sector marisquero atribuye los cambios en las zonas de producción a los vertidos de aguas fecales sin depurar que realizan los municipios costeros

Jueves, 2 de agosto 2018, 00:53

Desde el pasado mes de mayo los moluscos bivalvos y otros invertebrados marinos (mariscos) que se capturan en los caladeros de la provincia deben pasar por un proceso de depuración obligatorio antes de ser puestos a la venta. El motivo es el cambio en la clasificación de las zonas de producción del litoral malagueño y el resto de Andalucía. Dicha clasificación entraba en vigor con motivo de la publicación en el BOJA el pasado viernes 11 de mayo por parte de la Junta de la Orden de 27 de Abril de 2018 por la que se adaptan las zonas de producción de moluscos bivalvos. La norma clasifica las nueve zonas de producción del litoral malagueño como zonas de clase B. Esto significa que los moluscos bivalvos procedentes de estos caladeros sólo puedan destinarse al consumo humano tras un tratamiento previo en un centro de depuración. La medida persigue garantizar la protección de los consumidores en relación con la seguridad alimentaria.

Casi tres meses después de la entrada en vigor de la orden de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural por la que se adaptan las zonas de producción de los moluscos bivalvos y otros invertebrados marinos de la Comunidad andaluza, y se establecen disposiciones relativas a los controles oficiales de las mismas, los pescadores de la provincia tienen muy claro que detrás del empeoramiento de la clasificación de los caladeros se encuentra tanto el hecho de que todavía hay municipios malagueños sin sistemas de saneamiento y que por tanto vierten sus aguas fecales al mar sin ningún tipo de tratamiento previo, como la mala calidad de la depuración que se lleva a cabo en algunas EDARs.

Aunque la Dirección General de Pesca no da a conocer los informes y análisis que han llevado a la Consejería a cambiar de zona de clase A (se pueden destinar al consumo humano directo las capturas de bivalvos) a zona de clase B (exige un tratamiento previo en un centro de depuración) el litoral malagueño, para el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de la provincia, Miguel Ángel Carmona, es la abundancia de coliformes y bacterias que arrastran las aguas fecales que se vierten al litoral las que «han empeorado la calidad de las aguas de nuestros caladeros».

En ello coincide también el coordinador del Campus de Excelencia Internacional del Mar CEI·MAR en la Universidad de Málaga, Enrique Moreno, para quien el empeoramiento de la calidad del agua del mar viene del «uso excesivo del espacio litoral» y del cambio climático. Según el profesor de la UMA, debido a la sobre población que existen en los municipios costeros llegan demasiados nutrientes y demasiada materia orgánica al mar, bajando bastante calidad del agua. Para Moreno, se trata de algo que hay que evitar con una buena planificación y ordenación del territorio y con inversiones en infraestructuras de depuración, exigiendo cada mayores niveles de calidad.

En términos similares se expresa también el Aula del Mar de Málaga, entidad comprometida con la educación y participación en la conservación de los recursos naturales y en la mejora de la calidad ambiental y de vida, desde la sostenibilidad y la solidaridad.

Según el director del Centro Oceanográfico de Málaga, Jorge Baro, según los datos del Plan Nacional de estrategia Marinas, detrás del empeoramiento de la calidad de las aguas nuestro litoral está el incremento, por encima de los niveles aceptables, de determinados elementos procedentes de la contaminación de origen humano. «No sólo influyen los vertidos de aguas residuales de las poblaciones del litoral, sino también de municipios del interior que terminan siendo arrastradas por los ríos y arroyos», según Baro, para quien se trata de un problema que afecta a todo el Mediterráneo.

Para Carmona, el problema ya no es sólo que existan municipios malagueños que carezcan todavía de Estaciones de Depuración de Aguas Residuales, sino también de que hay EDARs «que no realizan el tratamiento correcto por las razones que sean, lo que incide en el empeoramiento de la calidad de las aguas del mar para la pesca de determinadas especiales como son los moluscos bivalvos, que son animales filtradores».

El consejero delegado de la empresa de Abastecimiento de Agua y Saneamiento de la Costa del Sol (Acosol), Manuel Cardeña, se muestra por su parte en desacuerdo con esta afirmación al asegurar que la depuración que se realiza en los municipios de la costa occidental es la adecuada, «como demuestra el hecho de que la calidad de baño sea excepcional». Ello no impide, según Cardeña, que en momentos puntuales puedan realizarse vertidos por acumulación, aunque estos son comunicados en forma y tiempo a las autoridades.

Plan de mejora

Desde Acosol se asegura que se está trabajando con las Delegaciones Territoriales de Medio Ambiente y Ordenación del Territorial, y de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural con el objetivo de lograr que las zonas de producción de moluscos bivalvos y mariscos del litoral malagueño vuelvan a recuperar la clasificación como zona de clase A. Según la Junta, la revisión de las zonas de producción se llevará a cabo a finales de este año.

Carmona lamenta como presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores que haya estaciones depuradoras que viertan sus aguas al mar sin aplicar el tratamiento terciario sólo por una cuestión de rentabilidad económica. «Exigimos que los municipios depuren mejor sus aguas residuales porque de lo contrario seguirán empeorando nuestros caladeros», ha señalado Carmona.

Se da la circunstancia de que en el litoral malagueño existen 107 puntos de exclusión, de un total de 165 en todo el litoral andaluz, en los que no está permitido capturar moluscos bivalvos (bolo, almeja tonta, chirla, búsano, cañaílla, concha fina y coquina). Estos lugares de exclusión son puntos de vertido de aguas residuales continuos o intermitentes, o de purines de animales o zonas de mezcla de estos, así como zonas dentro de puertos y marinas activos. En estos puntos se fija una zona de 300 metros de radio en los que no se puede pescar, según la orden de la Junta.

Ayuntamientos y Acosol soportan los gastos de la depuración de chirlas y coquinas

La obligación de tener que depurar especies capturadas en el litoral de la provincia como bolo, almeja tonta, chirla, búsano, cañaílla, concha fina y coquina antes de ser puesto a la venta no se está notando en un aumento de los precios. De hecho, ni consumidores ni pescadores están soportando el incremento de costes que exige el transporte –la depuración se lleva a cabo en Fuengirola, localidad que cuenta con la única estación habilitada al efecto– y tratamiento de estas capturas. Las cofradías de pescadores de Estepona, Marbella, Fuengirola, Málaga y Caleta de Vélez han conseguido que sean los municipios costeros y la mancomunidad, en el caso del litoral oriental, y la empresa de Abastecimiento y Saneamiento de la Costa del Sol (Acosol), en el caso de la occidental, las que se hagan cargo de los costes de la depuración, al menos hasta finales de este año. Los costes se estiman en algo más de 100.000 euros, de los que 46.000 corresponden a la costa oriental. Sin embargo, los pescadores del sector marisquero (126 embarcación es en el todo el litoral malagueño) reclaman que los caladeros malagueños vuelvan a ser clase A. Algunos pescadores de Caleta de Vélez, que es el puerto con más capturas han reclamado a través del grupo parlamentario de Izquierda Unida en el Parlamento Andalucía, mediante una Proposición No de Ley (PNL), de construir una depuradora en el puerto veleño.

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