La sequía, que lleva azotando a todo el país en los últimos años, se está cebando especialmente con el campo andaluz, que ya usa palabras ... como catástrofe o debacle para intentar resumir la situación en la que se encuentran miles de agricultores de la región.
En el caso particular de la provincia de Málaga, el panorama resulta especialmente desolador en el resumen presentado a finales de diciembre por Asaja. En el resultado final del Balance Agrario de 2023 lo más impactante es que la facturación del sector agrícola y ganadero ha descendido hasta los 651,04 millones de euros, es decir, 50,5 millones menos que en 2022, que ya de por sí fue preocupante. De esta forma, el descenso porcentual es de un 7,2 por ciento.
Desde Asaja Málaga denuncian que a la inquietante bajada de la facturación anual hay que sumar el descenso de las ayudas económicas con respecto al ejercicio anterior, lo que supone 67 millones de euros menos que dejan de pasar por delante de los agricultores y ganaderos malagueños.
En lo que se refiere a cultivos agrícolas, la cifra es de 508,09 millones de euros, con un descenso de 65,55 millones respecto a 2022.
Por su parte, los ganaderos pueden sonreír de forma generalizada, aunque hay casos muy concretos en los que haya panoramas desoladores. Así, la facturación no sólo no ha bajado sino que ha crecido un 12,4 por ciento hasta alcanzar los 142,95 millones .
Por subsectores, dentro de la agricultura, el olivar sigue siendo el cultivo mayoritario de la provincia con más de 135.000 hectáreas y también el principal motor del sector primario. Eso sí, 2023 cerró con la campaña más baja del siglo con una producción de 30.316 toneladas. Desde Asaja apuntan que hacía dos décadas que no se registraba una cifra tan baja.
Lo único que ha evitado el caos económico para miles de profesionales dedicados al olivar es la subida del precio, que ha aumentado un 78,21%, de 3,35 a 5,97 euros por kilo. En cuanto a la aceituna de mesa, la producción descendió también de forma notable, desde las 63.224 toneladas en 2022 a las 50.526 del pasado año.
En total, el olivar ha registrado un descenso de la producción del 47,14%, mientras que en la facturación ha sido sólo de un 5,8%.
El otro pilar del campo malagueño, el subsector de los subtropicales, han generado una facturación de 85,08 millones de euros, por lo que esta se ve reducida de forma notable, con un descenso del 18,3% respecto a 2022. La bajada de facturación es más preocupante si se observan las dos últimas campañas, ya que desciende un 42,46%.
Respecto al aguacate, a pesar de que el inicio de la campaña parecía esperanzador, finalmente se ha saldado con un 30% menos de producción, con 26.600 toneladas, debido a la situación de sequía, lo que revierte en una bajada en la facturación de un 11,54%, respecto a 2022, es decir, en niveles de hace una década.
Por su parte, la producción del mango baja un 75.7%, con apenas 8 millones de kilos mientras que la facturación cae hasta los 14,40 millones de euros (48,57%).
En el resto de cultivos, los descensos más preocupantes en cuanto a facturación y producción son los de los cítricos, los herbáceos, los viñedos, los castaños y los almendros.
En la ganadería malagueña, hay casos paradójicos como el del cerdo blanco que sube un 3,78% su facturación hasta llegar a los 56,29 millones de euro, mientras que el ibérico se incrementa en un 4,70%, con 1,78 millones de euros.
En el sector caprino sigue descendiendo el número de cabezas, siguiendo la tendencia de los últimos años. Eso sí, la leche de cabra ha logrado 49,6 millones de euros de facturación, frente a los 39,12 millones de euros de 2022.
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