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Baldomero Bellido (Antequera, 1964) recibe en el despacho que tiene al final de un largo pasillo que recorre la sede de ASAJA en Málaga. Cada seis años, el sector agrario se juega su futuro con la negociación de una nueva Política Agraria Común (PAC). Entonces ... se fija el marco que determina cómo y de qué manera se distribuye el dinero que llega de la Unión Europea. El cariz que está tomando la nueva PAC 2021-2027 no convence a Bellido, que considera que se está negociando sin contar con el sector. También advierte de los políticos que tratan de fijar la PAC en consonancia a unos objetivos de carácter político que chocan con la realidad del campo.
-Hace algo más de un año, los tractores recorrieron las autovías de la provincia para protestar por una política de precios justos. ¿Dónde se está ahora?
-El sector venía padeciendo una situación de precios bajos y una demonización de nuestra actividad. Hubo manifestaciones en todas las provincias, principalmente en forma de tractoradas, y el mensaje caló en la opinión pública. La pandemia frenó en seco las movilizaciones, pero también sirvió para demostrar lo importante que es, desde el punto de vista estratégico de país, tener las despensas dentro de tus fronteras.
-¿Pero se han logrado mejoras?
-El Ministerio de Agricultura tomó nota de la necesidad de contribuir a esa política de precios justos y dictó una ley de la cadena alimentaria para mejorar la escala de valor que va desde el productor hasta el consumidor. Pero esta ley de la cadena alimentaria se dictó de una forma tan rápida que ahora está otra vez en un proceso de modificación. Aplaudimos la intención de salir al frente con una ley que quiera acabar con los abusos, pero no están todos los cabos atados ni mucho menos.
-El campo malagueño se volverá a manifestar el próximo 9 de abril. ¿Por qué?
-El anterior problema que he comentado aún no está resuelto. Seguimos con los problemas de precio y de estructura de mercado. A eso, se nos viene encima una reforma de la PAC que se ha hecho sin contar con el sector y sin medir el impacto que tendrá para el campo andaluz y malagueño.
-El mensaje que manda el Gobierno es distinto. Habla de una negociación basada en el consenso con el sector.
-Yo eso lo pongo totalmente en entredicho. El decreto de convergencia, que fija el nuevo marco, se aprueba el 27 de enero. En Andalucía no hubo ninguna reunión con el sector. Después vinieron a Málaga y nos mostraron las nuevas cifras. Nos encontramos con hechos consumados y ahora dicen que ya no se puede dar marcha atrás. Muchos ganaderos y agricultores van a perder sus derechos consolidados.
-¿Dónde ve los principales problemas para la provincia?
-Hay un modelo productivo muy singular en Málaga. La parte que saldría peor parada es el olivar de alta producción. Tenemos olivares muy productivos que dieron lugar a derechos de ayuda por hectáreas muy altos y se ven muy perjudicados. Por poner ejemplos: en Villanueva de Algaidas el 85% de los productores saldrían perdiendo. En Villanueva del Trabuco, el 78%. En Cuevas de San Marcos, el 80%. Hablamos de porcentajes muy altos.
-La PAC 2021-2027 plantea rebajar el número de regiones establecidas, que servía como baremo para fijar las ayudas.
-Cuando el Ministerio de Agricultura nos quiere arrastrar a los ejemplos de otros países europeos, que tienen menos regiones, incluso que solo tienen una, nosotros siempre insistimos en que no nos podemos comparar con los países del norte de Europa. Si aquí tuviéramos un nivel medio de ayudas por hectárea más alto, quizá no nos importaría tanto tener menos regiones. Pero al no ser así, necesitamos un número de regiones lo más alto posible.
-El ministro de Agricultura, Luis Planas, es andaluz. ¿Eso no es una ventaja?
-Yo soy presidente de ASAJA desde 2014. Entonces, el consejero de Agricultura en la Junta era Luis Planas. Coincidió con el momento en el que se diseñó el modelo de regiones. ¿Ahora resulta que lo que se defendía entonces ya no lo es? ¿Los mismos actores quieren romper ahora ese modelo? Nos preguntamos por la coherencia en todo esto. Y no nos vale que nos digan que es lo que pide Bruselas. Mire usted, nosotros no somos Bruselas, nosotros somos Europa y no queremos estar solo a merced de lo que nos imponen. Queremos que se tenga en cuenta a nuestro modelo productivo.
-La política medioambiental tiene cada vez más peso en la PAC.
-Vemos que se nos exige cada vez más por menos dinero. Nosotros sabemos que vivimos del medioambiente y la intención del agricultor no es en ningún momento contaminar ni perjudicar. Pero tiene que haber unas normas claras y tiene que haber una dirección clara. Los bandazos los pagamos nosotros.
-¿Siente que la ideología pesa en la toma de decisiones?
-La ideología está cada vez más presente. Eso es así. Aunque sean voces minoritarias, pero vemos como se demoniza la ganadería o ciertos aspectos de la agricultura. La tendencia de meter la ideología en el campo nos afecta negativamente. Hay mucho desconocimiento y muchas veces no se hace caso a lo que dice la propia investigación.
-¿La nueva PAC trata de beneficiar a los países con más peso en la Unión Europea?
-Es difícil afirmar eso. Quien más paga siempre va a decidir en qué dirección se va. Pero aquí hay tener una cosa clara: la despensa de alimentos de Europa no es Alemania. La variedad de la despensa está en Andalucía.
-¿Cómo ha afectado la pandemia al campo bravo en Málaga?
-Teníamos cuatro explotaciones de ganado de lidia y ahora tenemos tres. Una ya se ha pasado a manso. El número de trabajadores que se necesita para el ganado bravo es más alto, por lo que es un factor importante para fijar población al territorio. La dehesa también es menos agresiva para el medioambiente. Pero al no haber festejos, la situación es dramática.
-¿Las pequeñas explotaciones familiares tienen futuro o están condenadas a desaparecer?
-Es el modelo productivo de gran parte de nuestra provincia. Si es cierto que cada vez necesitan de más formación. No por ser familiares deben abandonarse en el desconocimiento.
-¿Qué impacto ha tenido la pandemia sobre el sector?
-La agricultura no ha parado. La industria agroalimentaria se ha tenido que adaptar a otros formatos. Se están trabajando en formatos más pequeños, que se pueden consumir en el hogar. Pero hay líneas de negocio que se han desplomado. El ibérico, las partes nobles, que muchas veces iban destinados a la hostelería. Los quesos de cabra han sufrido mucho. Nosotros echamos de menos a la hostelería y el turismo. El sector del vino también está sufriendo esa ausencia.
-¿Le gusta el sistema Nutriscore?
-No estamos totalmente en contra de ese semáforo Nutriscore. Sí estamos en contra de la forma en la que se quiere instaurar. No se debe admitir ningún semáforo que vaya en contra de la dieta mediterránea.
-¿Usted qué desayuna por las mañanas?
-Siempre pan con aceite, sin sal. Sé que lo correcto es ponerle algo de proteína, pero no suelo hacerlo. Medio mollete con aceite.
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