El calor empieza a pasar factura al cereal y el olivar en las comarcas del interior

Los agricultores de las comarcas del interior de la provincia de Málaga no dejan de mirar al cielo y ya saben que este año las cosechas se verán mermadas. El calor fuerte e intenso y aires calientes que golpearon al interior hace dos semanas «han achicharrado la floración, pasando del verde al seco en tan solo tres días», indica Carlos Carreira, técnico de Asaja Antequera. Esto ha afectado a los cereales, ya que «el cuajado de la espiga no va a producir los kilos que se esperaba»; a la aceituna aloreña, sobre todo la perteneciente a la comarca de Guadalhorce; a la apicultura, puesto que el calor ha secado rápidamente la floración, a la vistosidad del espárrago, al que le faltó más humedad.

Según el gerente de Horticultores El Torcal, Juan Antonio Romero, «el calor hizo que se abriera más rápidamente la punta del espárrago, perdiendo vistosidad pero no calidad, aunque afortunadamente, a los tres días, el espárrago volvió a la normalidad».

En cuanto al pasto de la dehesa y de la montaña tanto de la comarca de Antequera como de la Serranía de Ronda, «es de mala calidad, se ha secado prematuramente y no tiene las vitaminas y nutrientes para alimentar al ganado», aseguró el secretario general de COAG Málaga, Juan Antonio García, quien afirmó que los ganaderos deberán realizar un sobrecoste para comprar complementos alimenticios que equiparen la calidad del forraje natural.

El sector apícola también se ha visto «gravemente afectado» y éste «será un año malo para los apicultores», apuntó el secretario general de COAG, quien asegura que las colmenas están vacías y que en ningún caso alcanzarán los 1,4 millones de kilos que se producen cada año.

Otro de los cultivos que se han visto afectados son las leguminosas y matalahúva. El agricultor antequerano José Luis Cano da muestra de ello enseñando la plantación de garbanzos que tiene en su campo, cuyo tamaño debería haber alcanzado unos treinta centímetros más y aún deberían estar verdes. «El calor tenía que haber aguantado dos o tres semanas más, ya que la vegetación herbácea ha pasado del verde al seco y la arbustiva, algunas sensibles la ha paralizado y se ha perdido la flor y la retama se ha adelantado», lamentó Cano, quien también ha visto cómo se ha visto mermada la cosecha del almendro.