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Nuria Triguero
Jueves, 25 de septiembre 2014, 00:56
«Se recomienda no viajar a este país bajo ninguna circunstancia». La advertencia del Ministerio de Exteriores es de claridad cristalina. Irak es un «destino de alto riesgo» cuya situación de seguridad «se ha degradado gravemente». Christian Romero, empresario malagueño con intereses en Oriente Medio, lo sabe pero no tiene intención de seguir este consejo. «Tengo que viajar allí en breve, será complicado», reconoce. Ya lo ha hecho otras veces y sabe cómo hay que moverse en un país en guerra: cuatro guardaespaldas, coche blindado, no salir de las zonas consideradas seguras... Aun así, el peligro está ahí. Pero Romero sigue una máxima: «En los sitios difíciles es donde se gana dinero».
Son varios los países de Oriente Medio sobre los que pesan advertencias de Exteriores: a Siria y a Yemen se desaconseja totalmente el viaje mientras que en Jordania, Egipto, Libia y los territorios palestinos se alerta sobre el peligro reinante en determinadas zonas. La inestabilidad reinante en lo que se ha dado en llamar el polvorín árabe es un freno evidente para el comercio exterior, pero aún así sigue habiendo empresarios malagueños que mantienen negocios en estas conflictivas naciones. Como Christian Romero, tienen una visión de lo que pasa allí muy diferente a la de cualquier espectador del telediario. Más compleja e informada, con menos blancos y negros, no tan centrada en las mediáticas amenazas yihadistas como en el verdadero protagonista de estos conflictos: el petróleo.
La presidenta de la Comisión de Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de Málaga, Mari Paz Hurtado, sigue convencida de que Oriente Medio debe seguir siendo «un destino prioritario» para las empresas malagueñas. Advierte que no hay que generalizar, porque los riesgos se limitan a unos cuantos países, frente a los cuales contrasta especialmente la estabilidad de los emiratos del Golfo Pérsico. «Hay oportunidades muy interesantes para todos los sectores: agroalimentario, inmobiliario, tecnológico, de servicios...», añade.
Exportaciones al alza
Los datos refrendan su opinión: en los últimos años, las exportaciones malagueñas a Oriente Medio han aumentado un 75%, hasta alcanzar un valor de 36,5 millones de euros el año pasado. Los principales destinos son Arabia Saudita (con 13,2 millones) y Emiratos Árabes Unidos (con 10,1 millones), y destaca el crecimiento que están experimentando otros emiratos como Kuwait, Bahrein o Qatar. Hay empresas que incluso están implantadas físicamente, como la constructora Ielco, que a través de una filial al 50% con un jeque qatarí ha conseguido contratos públicos en este emirato. Aertec, por su parte, tiene proyectos en curso en aeropuertos de Arabia Saudita y Jordania.
La consejera delegada de la Agencia Andaluza de Comercio Exterior, Vanessa Bernad, afirma que la inestabilidad en los países árabes «no ha afectado realmente a nuestra actividad en la zona hasta ahora, según los datos estadísticos, y a pesar de los incidentes de la Primavera Árabe, las empresas andaluzas han ganado presencia en la zona». «El país en el que principalmente centramos nuestras actividades de promoción Emiratos Árabes, desde donde tocamos mercados de la zona como Kuwait y Qatar, países considerados como muy seguros», añade, incidiendo en que no se ha notado un descenso de interés en las empresas andaluzas por esta región, de hecho «las participaciones se han visto incrementadas y un buen ejemplo es la feria Gulf Food, donde participaron 19 empresas andaluzas».
Hurtado, con su empresa Hutesa, vende en esta zona el 20% de sus aceitunas: Emiratos, Arabia Saudí, Jordania, Qatar, Bahrein... y, desde hace poco, también Irán e Irak. Los conflictos militares y terroristas en la zona «afectan, claro está», pero no le han hecho salir de ningún país a excepción de Libia, donde tenía un volumen de ventas importante que perdió a raíz de la guerra civil y hasta el momento no ha recuperado. La larga experiencia de Hutesa con el comercio exterior le permite enfrentarse con garantías a un reto como llevar su producto hasta Irak... y cobrarlo, «que es más importante», apunta Hurtado.
Rutas para iniciados
Eso sí, Oriente Medio no es un destino para iniciarse en la exportación. Lo advierten todos los exportadores con experiencia en la zona. Y ahora, menos. «Yo siempre digo que hay comercio exterior para novatos, para iniciados y para expertos. Y esto es para expertos», apunta Juan José García, propietario de la empresa malagueña Farma-Química Sur, que suministra materias primas para la elaboración de medicamentos y atesora una larga trayectoria exportadora. «A mí los conflictos no me echan para atrás. Entrar en países complicados, como Siria o Irak, asegurando tu mercancía y tu cobro es un reto. Cómo llegar allí donde nadie quiere llegar, ahí reside tu habilidad», explica.
García asegura estar incrementando su actividad en Oriente Medio. «Estamos suscribiendo convenios de distribución de nuestros productos con empresas de la zona», apunta, detallando que uno de sus mercados más prometedores últimamente es Irán. «La imagen que dan los medios de comunicación de este país es tendenciosa. La vida allí es tranquila, como en cualquier otro país», opina.
Irán es, además, al igual que Turquía o algunas repúblicas exsoviéticas de la zona, una valiosa base para enviar mercancías a países en conflicto, como Irak o Siria. Con el mismo fin se utilizan las zonas francas de emiratos como Dubai, donde los productos procedentes de Occidente se reetiquetan y vuelven a salir rumbo al país en cuestión. Una compleja ruta que sólo los veteranos del comercio internacional dominan.
Christian Romero coincide en no recomendar la zona para exportadores novatos, no sólo por la creciente inestabilidad sino porque percibe una «saturación» de empresas occidentales buscando negocio ante las que los países árabes están «adoptando una actitud defensiva». La red de intereses de este empresario abarca todo el Golfo Pérsico (Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Omán y Kuwait) con empresas de tratamiento de agua, equipamiento tecnológico e industrial y formación, entre otros, que explota en alianza con socios locales. A Jordania e Irak también ha viajado por negocios en el último año. «Tienes que echarle valor y estar ahí, en el sitio. Jugártela. En julio estuve en la frontera de Siria y Jordania, vi los campamentos de refugiados. Es un drama. Pero en esos sitios es donde se hacen los negocios», asegura. Hasta ahora no ha sufrido ningún susto. «No ando por sitios donde no tengo que andar, especialmente en zonas cercanas a Siria», contesta. ¿Y qué se vende en un país masacrado como Irak? «Lo que nunca se para en un país, aunque haya guerra, es la máquina de hacer dinero. Las refinerías siguen necesitando válvulas, estén en manos de quien estén, y nosotros se las vendemos». Los cobros, añade, se aseguran a través de bancos internacionales.
Si algo ha aprendido Romero en esta convulsa región es que es el dinero, y no la religión o el patriotismo, el principal combustible de los conflictos. «El Estado Islámico se publicita como una cruzada pero en realidad lo que busca es controlar el petróleo del noreste de Irak y el gas de Siria. Es un negocio basado en el terror. Ahora EEUU quiere recuperar esas posiciones perdidas, pero tampoco habla de dinero sino de luchar contra el terrorismo».
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