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El Gran Premio de Catar se volvía a disputar en el circuito de Losail, tras un año de obras de reacondicionamiento de la pista y esta circunstancia ha marcado el desarrollo de todo el fin de semana de carreras. El nuevo asfalto súper deslizante y ... algunos retoques en el circuito para adaptarlo a Moto GP, han hecho que en un par de curvas los monoplazas de F1 pasaran por encima de los bordillos saltándose los límites de la pista, pero al mismo tiempo al pasar por los 'pianos' que la delimitan infringían un duro castigo a los neumáticos y a los bajos de los coches, con el resultado que las ruedas Pirelli obligatorias no aguantaban la duración total de la carrera.
Por este motivo, la FIA y el fabricante italiano, en aras de la seguridad, sacaron un comunicado que limitaba a 18 vueltas el uso de cada juego de neumáticos, lo que se traducía en tres paradas obligatorias y ello suponía en realidad tres carreras al esprint de 18 vueltas, que sumado al calor reinante hizo ver una estampa inusual al final de carrera con pilotos retirándose por desidratación y cansancio extremo. Y es que esta prueba es la primera desde hace mucho tiempo que vemos a la antigua usanza, donde los pilotos no tenían que gestionar el desgaste de neumáticos, sino solo dedicarse a conducir lo más rápido posible. Más carreras como esta harían las delicias de los aficionados y seleccionarían aún más a los pilotos.
A pesar de todo lo mencionado, Max Verstappen parece estar vacunado ante cualquier circunstancia y el holandés se hacía con su tercer título mundial consecutivo, mostrándose al final de la prueba cansado, pero sin llegar al extremo de otros pilotos y bien es cierto que es la carrera donde más se le han acercado sus competidores, pues se impuso al segundo clasificado Oscar Piastri (del que oiremos hablar mucho en el futuro) por sólo cuatro segundos y aun así se mostraba el más fresco de todos en el podio. Verstappen que va camino de romper todos los récords de la historia de la Formula 1. Ya ha entrado en el club de tricampeones con leyendas como Senna, Prost o Niki Lauda y acaba de cumplir sólo veintiséis años. Todo el mundo dice que gana porque su Red Bull es muy superior al resto de los coches de la parrilla, seguramente es verdad, pero lo cierto es que Max es una máquina perfecta, no comete ni un solo error, gana cuando llueve, truena o hace calor y, además, hay otro Red Bull en la parrilla que ni siquiera puntúa como de nuevo ha sucedido en esta ocasión.
Una pena el toque entre los dos Mercedes en la salida, pues los alemanes han demostrado que tenían sino más ritmo si al menos capacidad para estar a la par de los McLaren, que de nuevo han ocupado los dos escalones inferiores del podio, mostrando la gran mejoría que han experimentado los ingleses desde mitad de temporada, haciéndonos pensar que si siguen así tanto Ferrari como Aston Martin serán carne de cañón para ellos.
Mala suerte para Carlos Sainz, que ni pudo salir a la carrera por una fuga de combustible en su Ferrari descubierta antes de la salida cuando ya no había tiempo para repararla, posiblemente dañado por pasar como he comentado anteriormente por encima de los famosos pianos de delimitación de pista, de todas formas no es la mejor imagen para una marca como Ferrari, que por lo demás ha pasado sin pena ni gloria en este gran premio faltos totalmente de ritmo.
Fernando Alonso volvía a adjudicarse un sexto puesto con un Aston Martin que no está para ese resultado ni en sueños y es que su equipo ha perdido la velocidad de desarrollo que sus competidores mantienen y ya son el quinto equipo de la parrilla.
Hasta Estados Unidos...
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