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A pesar del empuje y la brega de Ibon Navarro con los suyos el Unicaja se mostró irregular e inconstante en el juego, dosificando sus esfuerzos y doblegando, sólo cuando apretó el acelerador, a un rival que se mostró en todo momento orgulloso y combativo, ... pero que se sabía netamente inferior, en un partido que pasará a la historia principal y únicamente por ser la primera visita del Unicaja a Hungría.
La gran novedad en el cinco inicial fue la presencia de la joven promesa malagueña, Mario Saint-Supéry, inédito hasta el momento en la Liga Endesa, que jugó los primeros siete minutos del encuentro de la temporada en la BCL aunque no volvió ya más al partido. Es en esta competición donde encontrará, previsiblemente, más y nuevas oportunidades de reivindicarse y seguir creciendo.
Desde el principio los dos equipos se enfrascaron en un intercambio de canastas con buenos porcentajes en la anotación y en el triple por parte del Unicaja. El Falco devolvía los golpes corriendo el campo y dejando en evidencia el balance defensivo malagueño. El cuadro cajista su fue entonando defensivamente en el segundo cuarto y empezó a marcar diferencias, pero en contra de lo que muchos pudiéramos pensar sólo fue un espejismo. La precipitación y falta de acierto en el triple contra la zona Húngara, la meticulosidad arbitral y, como consecuencia, la anotación del rival desde el tiro libre, con un exagerado diferencial a su favor, igualaron de nuevo el partido al descanso.
El Unicaja se complicaba la vida en tercer cuarto haciendo concesiones al Falco que aprovechaba para dejar un mensaje claro de que vendería cara su derrota. Por lo que el equipo malagueño tuvo que ponerse las pilas en el último cuarto. Eso sí, lo justo y necesario para ganar el partido y finiquitar las esperanzas del rival mejorando su defensa e imponiendo su talento y clara superioridad, aunque en un marcador más apretado de lo deseable.
La profundidad de banquillo, la superioridad física y del juego interior del Unicaja, la misma que tanto hemos echado en falta, especialmente con la aportación de Thomas y de Kravish, que poco a poco, va entrando en la dinámica, la constancia y responsabilidad de Djedovic, el trabajo de Díaz en tareas defensivas y la inspiración de Carter dieron suficiente para llevarse la primera victoria en la BCL, que al fin y a la postre es lo que cuenta.
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