Gesta de Davidovich, que gana un partido increíble ante Hurkacz

Acostumbrados a ver lo imposible cuando está en la pista Alejandro Davidovich, este lunes tocó un giro de tuerca aún más inesperado. El más difícil todavía. Alejandro Davidovich estaba completando un partido sublime ante uno de los tres jugadores más en forma del momento en hierba (junto a Berrettini y Kyrgios): dos sets arriba y 5-4 y 40-0 al saque. Acariciaba la victoria ante el gigante polaco Hubert Hurkacz (décimo del mundo, séptimo favorito del cuadro) y su triunfo de más rango en un Grand Slam... Lo que sucedió después fue ciencia-ficción.

Lo que sucedió después no es propio de un nivel deportivo tan profesionalizado. Lo que sucedió después corona una temporada repleta de finales extraños. Davidovich, que lleva toda su carrera con asistencia de un psicológo, necesitaría a este paso una tropa de profesionales de la materia. Difícil entender ese 'willy' (golpe bajo las piernas) que intentó en el primer 'match ball', por más que la bola le cayera encima, fruto quizás de que entonces bajó su tensión y no se movió a tiempo. Difícil entender que si en casi tres sets no había perdido el saque y sólo concedido una bola de quiebre, pudiera perder cinco puntos seguidos para dejar abierto el partido. Dos bolas a la red, otro error no forzado en un golpe largo y un 'passing' sufrido.

Davidovich pasó del 5-3 en la tercera manga a ceder nueve de diez juegos posteriores. Para colmo, hubo una hora de parón, el segundo por lluvia, para reflexionar y resetearse con 5-5 y 15-15 en la tercera manga. Con todo en el aire. Hurkacz, semifinalista del torneo en 2021, había estado antes fuera de sí. Acortando puntos con subidas a la red, sin encontrar respuestas al resto y siendo menos dominante de lo esperado al servicio. Y no tardó en oler sangre e imponer jerarquía. De vuelta del segundo parón al 5-7 y un apabullante 2-6 en el cuarto set ante un fantasma en el otro lado de la pista.

Afortunadamente, la historia tuvo esta vez final feliz, porque Davidovich levantó, cuando menos se creía en él, el partido con 5-4 y saque para Hurkacz en el set final, o con 3-7 adverso (y un parcial de 6-1) en el 'super tien break' que desde marzo se decidió usar como desempate en los duelos de Grand Slam.

Davidovich fue dos veces con un 'break 'abajo pero aprovechó las rendijas y cierto temor de Hurkacz, que demostró ser humano y tener también serios problemas a la hora de cerrar los partidos. El malagueño que no había ganado un partido del cuadro final como sénior en el All England Club londinense, por difícil que resulte de creer, lo logró al fin en el mismo escenario en el que se proclamó en 2017 campeón júnior. Cayó en la previa en 2018 y 2019, no se jugó el torneo en 2020, y el año pasado, partiendo como cabeza de serie, sucumbió ante Denis Kudla en cinco mangas. De paso, se coloca con 3-2 en el cara a cara ante Hurkacz.

Resulta muy difícil analizar un partido así. Sobre todo cuando el rinconero había minimizado a Hurkacz casi dos horas. El polaco venía de ganar en Halle y ya se impuso en Madrid al malagueño en un 'tie break' de la tercera manga en otro duelo igualado. Davidovich estuvo mejor que nunca al saque, tuvo paciencia al resto para jugar 'rallies' con mucho sentido táctico, pero su mentalidad, a prueba de bombas todo ese tramo de partido, se resquebrajó hasta casi costarle la derrota.

Aunque la expresión de Davidovich aún no asimilaba todo lo sucedido tras la victoria, lo positivo es que su cuadro queda algo más expedito. Superado uno de los favoritos, le espera ahora en segunda ronda el checo Jiri Vesely, sorprendente finalista este año en Dubai y, si saca adelante ese partido, un duelo ante Paul o Mannarino.

«No sé cómo he ganado este partido. Cuando Hurkacz sacaba 5-4 en el quinto, pensé en meter los restos y ver qué pasaba. Estoy muy contento por la victoria de hoy. He sufrido para ganar a Hurkacz, me da mucha confianza. Significa mucho para mí. He jugado muchos encuentros ante tenistas del 'top 10' en los que he perdido. Aquí, sobre hierba, he demostrado que puedo vencer a cualquiera», comentó más sereno Davidoich a pie de pista.

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