Delbonis, última barrera de Davidovich cara a los Juegos Olímpicos

Sin embargo, la eliminación a las primeras de cambio del catalán en Roland Garros ante Monfils y la buena evolución de Davidovich, con la gesta ante Ruud del viernes (cuatro horas y 35 minutos de batalla para ganar en cinco sets) han equilibrado todo de nuevo. A día de hoy sólo 52 puntos separan al malagueño y a Ramos en el 'ranking live' (de los 1.543 de Davidovich a los 1.595 del barcelonés). Sin embargo, un triunfo ante Delbonis lo colocaría con 1.723, ya lejos de su alcance cuando al término de Roland Garros se cierre la clasificación olímpica.

El reto de acudir a sus primeros Juegos se suma a la trascendencia de una cita como la de hoy, de octavos de final de Roland Garros, después de igualar su techo en un Grand Slam, pues ya alcanzó esta ronda en el último US Open. Además, el triunfo ante Ruud fue el primero ante un 'top 20' que consigue en un 'grande' y la consumación de un pleno de victorias en los partidos a cinco sets: cuatro de cuatro.

Esto habla bien de la condición física de Davidovich, que sin embargo, llegará con una fatiga innegable al partido: tres horas y 45 minutos en pista en la segunda ronda ante Van de Zandschulp el miércoles y las más de cuatro horas y media del viernes. «No me siento las piernas», comentaba en tono jocoso Davidovich al llegar a la sala de prensa el viernes. Su movilidad parecía más reducida en el quinto set ante Ruud, lo que no le privó de un 'rally' de 25 golpes en uno de los últimos puntos.

Tras celebrar ayer su 22 cumpleaños, su cita ante Delbonis (51º) es un duelo inédito. El argentino, pese a sus 30 años, debuta en octavos de un Grand Slam. Derrotado Ruud, ha quedado como el jugador con más victorias en tierra este año, 25, siendo lo más destacado unas semifinales en Belgrado o los cuartos de final en Montecarlo. «Vi el último juego de su partido contra Ruud y fue una locura, un vaivén de emociones. La verdad es que tengo relación con él. Desde hace poco tiempo, pero es un chico que cae muy bien porque es muy espontáneo y muy natural. Entrenamos una vez juntos, pero nunca nos enfrentamos. Va a ser un partido en el que él va a jugar rápido e imponer su ritmo de pelota y de piernas, y yo voy a tratar de hacer mi juego para molestarlo con mi bola pesada«, declaró el argentino, zurdo (una complicación añadida para Davidovich) y con 1,93 metros.