Alejandro Davidovich doblega al ídolo local en Roland Garros

Cuarenta años van ya del útimo triunfo galo en Roland Garros, el de Yannick Noah. Parece una pesadilla que al deporte francés se le atraganten los éxitos de casa en dos de sus citas estelares, el torneo parisino y el Tour ciclista. Es una maldición que agiganta la estela de los nuevos talentos que van surgiendo, y con el paso de los años se va perdiendo la esperanza en ellos, no se sabe si sobrepasados por las expectativas. El próximo puede ser Arthur Fils, de 18 años, que el sábado estrenó su palmarés en el ATP Tour y entró en el 'top 100' con un brutal salto al 63º.

El debut de Fils se programó en la Simonne Mathieu, la tercera pista en relevancia y en el último turno del día, el estelar, y en este escenario se tuvo que manejar este lunes Alejandro Davidovich, consciente de que darle oxígeno a su rival sería sumergirse en un ambiente muy caldeado en su contra. Afortunadamente, el malagueño salió airoso de una durísima primera ronda venciendo en cuatro sets (1-6, 6-4, 3-6 y 3-6) en dos horas y 51 minutos, aunque no sin algunos altibajos.

El primer set fue un paseo triunfal. Estuvo cerca del 6-0 ante un Fils confundido, afectado por ese bajón emocional que suele perseguir a los tenistas tras un hito en su trayectoria. Con un tenis muy poco ordenado el del francés, todo transcurría plácidamente hasta el arranque de la segunda manga, en la que se igualaron las fuerzas de inmediato.

El tenis de Fils tiene rasgos comunes con el de Davidovich, agresivo, alegre, con mucha aceleración en la derecha y buena movilidad, la que le ofrece otro tren inferior muy potente. El galo, a veces con saques increíbemente rápidos, pero muy irregular, rompió por primera vez el saaque del malagueño tras varios avisos en el quinto juego, y tras dos nuevos quiebres por parte de ambos se fue directo a igualar la contienda.

Fue el momento más crítico para Davidovich, que recordaba la pesadilla de hace un año en Roland Garros en primera ronda ante Griekspoor, tras haber ganado tambien de forma plácida de la primera manga. Tuvo incluso un punto de 'break' en contra nada más comenzar el tercer set, pero se repuso y se fue al 0-4. Cambió el rumbo del partido, por más que le costara más de lo esperado llegar al dos sets a uno a su favor.

Ni siquiera se le vio especialmente preocupado por el fulminante arranque de Fils en el cuarto set, con 3-0 y mucho acopio de puntos. La reacción fue igual de contundente, adjudicándose los últimos seis juegos del partido ante un rival al que, a esas alturas del choque, le pesaba ya en las piernas el desgaste sufrido en Lyon.

Por contra, Davidovich, que elije siempre no competir en la semana previa a París para entrenarse a conciencia en casa, estuvo más fresco y dejó en menos de tres horas su plan de tratar de economizar minutos en pista. Monfils, Tsonga, Simon, Gasquet, Humbert, Moutet... La afición gala devora ansiosamente proyectos de ídolos. El siguiente en la lista es Fils, y no se puede dudar de que promete.

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