Puente Romano: la trastienda de un torneo en plena pandemia

¿Cómo se organiza un torneo de tenis del ATP Tour en plena pandemia? No resulta sencillo, y los organizadores tienen asumido de antemano que hay que renunciar a parte del beneficio económico, ya que no se pueden vender más que un número limitado de entradas, en concreto, el 20% del aforo de la pista central, con unos 2.500 asientos; es decir no más de 500 abonos diarios. Y, de momento, la demanda está respondiendo en este primer AnyTech365 Andalucía Open, en Puente Romano (Marbella), un ATP 250 que ocupa la licencia para el torneo de Houston, que renunció este año por la situación sanitaria.

Los 'tickets' normales están agotados para el sábado y el domingo, cuando tienen un mayor importe. Los aficionados tienen dos puertas de acceso (la VIP y la normal), y a la entrada se les toma la temperatura. Las sillas de la central Manolo Santana están señaladas con pegatinas del patrocinador, para indicar dónde pueden sentarse. Los convivientes pueden colocarse juntos, pero siempre manteniendo distancias de seguridad con el entorno, y sin quitarse las mascarillas en ningún momento, como se advierte reiteradamente por megafonía. No se permite la entrada de alimentos, y las botellas han de introducirse sin tapones. Desde este jueves, la organización a añadido más personal para el cumplimiento de las normas dentro del recinto.

Los jugadores y técnicos, los protagonistas, disfrutan de una rareza respecto a otros torneos del ATP Tour, dentro de la burbuja preceptiva, el lujo de poder desplazarse a pie desde el hotel a las pistas, aunque otros usan los vehículos oficiales. El trayecto es de apenas de cien metros desde la recepción de Puente Romano, a la entrada especial de jugadores. Además, los tenistas tienen una esquina de la grada reservada para ellos para presenciar los choques.

La mayor aglomeración se da a veces en las pistas secundarias, y en los pasillos que delimitan la central y el resto. En ocasiones, algún jugador se ha quejado de que en sus desplazamientos no se respeta así la burbuja. Los aficionados, en todo caso, suelen mantener de forma respetuosa las distancias incluso en la bancada de las otras pistas (se está jugando en un máximo de tres o cuatro en estas primeras jornadas).

También hay un área VIP para los aficionados con este tipo de entradas, con 'catering'. Además, la salida del recinto es por otra puerta. Otra de las zonas con mucha afluencia es la cafetería del club social, con buenas vistas de la central y del complejo.

Pese a que la animación no es la que se hubiese dado en tiempos libres de pandemia, un 'discjockey' anima el cotarro en los descansos dentro de los partidos. Una tropa de pisteros se encarga, asimismo, del buen estado de las pistas, con el material clásico de un club de tenis con espacio predominante para el polvo de ladrillo. El trabajo ha sido ímprobo, ya que la semana anterior se jugó un Challenger en el mismo club. Además, el videomarcador de la central ofrece datos estadísticos completos de los partidos. En todas las pistas, además, se mide la velocidad de saque, que en algunos casos supera los 200 km/h.

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