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Enric Gardiner
Sábado, 20 de febrero 2021, 11:17
Fue ante Garbiñe Muguruza en octavos de final cuando el torneo cambió para Naomi Osaka. En un escenario donde las mariposas han flotado por las pistas interrumpiendo en ocasiones el juego, el vuelo de una viró por completo el camino de la nipona en el ... Grand Slam oceánico. Muguruza, que ya hizo final aquí en 2020, disponía de dos puntos de partido para hacer claudicar a Osaka. El primero, lo salvó la japonesa con un saque directo. En el segundo, la española estuvo temerosa de atacar y terminó fallando. En ese momento, sin ella saberlo, Osaka comenzó una reconstrucción que terminó cuando este domingo levantó el trofeo de campeona en la Rod Laver Arena.
Desde aquella resurrección ante Muguruza, Osaka no volvió a titubear. No cedió ni un set en cuartos de final ni en semifinales, ni tampoco en la final, donde apisonó a Jennifer Brady (6-4 y 6-3) para lograr su segundo Abierto de Australia y su cuarto Grand Slam en total.
Se convirtió de este modo en la séptima mujer en la Era Abierta en ganar en Melbourne después de tener algún punto de partido en contra. Lo lograron antes que ella Monica Seles, en 1991; Jennifer Capriati, en 2002; Serena Williams, en 2003 y 2005; Na Li, en 2004; Angelique Kerber, en 2016; y Caroline Wozniacki, en 2018.
Ante unos 7.300 espectadores que tuvieron la oportunidad de entrar en el recinto, lejos de los 20.000 de las primeras jornadas por las restricciones que existen en Melbourne, Osaka convirtió en rutinaria la final. Siempre llevó la iniciativa y la ventaja y, aunque Brady le igualó a golpes ganadores (15 por 16 de Osaka), la japonesa falló menos (24 a 31 errores no forzados) y estuvo mucho más certera al saque, con el que conectó seis servicios directos.
En apenas hora y 19 minutos cerró con triunfo su cuarta final de Grand Slam. Pleno en las cuatro que ha jugado, a la estela de una Monica Seles que ganó las seis primeras que disputó.
«Gracias a todos los que habéis venido a animar y que nos habéis recibido con los brazos abiertos. Ahora mismo jugar un Grand Slam es un superprivilegio», dijo Osaka en las declaraciones postpartido.
Y es que esta japonesa se ha convertido en la reina del tenis en pandemia, ya que también venció en el pasado Abierto de los Estados Unidos. Su supremacía en pistas duras tiene que trasladarla ahora a la tierra batida de Roland Garros y a la hierba de Wimbledon, donde nunca ha llegado a los octavos de final.
Con este triunfo, que le asegura embolsarse 1,8 millones de euros en su cuenta, Osaka sube hasta la segunda posición del ranking, superando a Simona Halep y quedándose a unos 1.300 puntos de la líder, Ashleigh Barty.
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