ANTONIO GARRIDO
Madrid
Miércoles, 1 de febrero 2023, 17:42
Ganar un Grand Slam con un estado físico óptimo solo está al alcance de unos elegidos, pero el mérito de hacerlo con una lesión importante es inimaginable. Novak Djokovic conquistó el Abierto de Australia jugando la mayoría de encuentros con un aparatoso vendaje en su ... muslo izquierdo, llegando a pedir asistencia médica en algún partido para calmar las molestias y confirmando así que su dolor no era inventado.
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Craig Tiley, director del torneo australiano, confirmó ayer en el programa 'SEN Sportday' que la lesión del serbio era más importante de lo que se pensaba: «Se especuló mucho sobre si esto era cierto o no... Es difícil creer que alguien pueda hacer lo que hace con este tipo de lesiones, pero él es extraordinario».
Preguntado por la exactitud de la lesión, Tiley revelaba que Djokovic «tenía un desgarro de tres centímetros en el muslo». «Vi los escáneres, los médicos no mienten», añadió. Estas declaraciones del director del Open de Australia concuerdan con las palabras de Goran Ivanisevic, entrenador del serbio, que aseguró tras la final ante Stefanos Tsistipas que «el 97% de los tenistas habría ido a la oficina de los árbitros y se habría retirado después de recibir los resultados de la resonancia magnética».
El propio Djokovic, en la rueda de prensa posterior a la final de Melbourne, avisaba que compartiría los resultados de la resonancia magnética para aquellos que no le creían. «Si hubiera sido algo pequeño, habría podido entrenar, ¿no? Nunca había experimentado una situación así, el no poder entrenar en los días libres desde el inicio del torneo», explicó el serbio, que no pudo entrenar con normalidad en sus días de descanso entre partidos.
Tiley también añadió que el legado del serbio en Australia es prácticamente inigualable: «Ha pasado por mucho para ganar diez Opens de Australia, no creo que eso se repita nunca. De los últimos 15 años ha jugado 14 ediciones porque se perdió la del año pasado, es un logro remarcable», sentenció. El hecho de que Djokovic, de 35 años y lesionado, conquistara el Abierto de Australia con una superioridad tan aplastante sobre sus rivales, es una muestra más de la grandeza del serbio, que con la inyección de moral que supone igualar a Rafa Nadal en estas circunstancias tiene en su mano ser el tenista más laureado de la historia.
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