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enric gardiner
Madrid
Domingo, 17 de enero 2021, 17:17
Cuando se etiqueta a Carlos Alcaraz como el «nuevo Nadal» suele aparecer la voz opuesta que anima a no enaltecer a chicos jóvenes cuando su camino a la cumbre está aún lejos y la figura de Rafael Nadal es imposible de alcanzar. Uno de ... los casos más recordados por no haber copado nunca los adjetivos que se pusieron sobre él lleva el nombre de Carlos Boluda y hace apenas unos días que ha anunciado su retirada con 27 años.
«Mucha gente me ha dicho que no ha visto nada igual a mí», recuerda con nostalgia Boluda cuando se le mencionan los dos torneos de Les Petits As (el campeonato sub14 más importante del mundo) que conquistó en 2006 y 2007, siendo el único tenista en la historia en haber logrado el doblete.
Sin embargo, este chico de Alicante nunca se convirtió en el nuevo Nadal. «Nunca lo habrá», apunta. Su mejor ranking fue el 254 en mayo de 2018 y conquistó nueve títulos Future, pero una lesión de muñeca cuando tenía 18 años, además de un entorno complicado e innumerables cambios de entrenador, pusieron una presión sobre sus hombros a la que nunca venció.
Ahora, 15 años después de aquellos triunfos en Tarbes (Francia), que le catapultaron como la gran esperanza de España, ha tomado la decisión de retirarse y de convertirse en entrenador, ejerciendo junto a Nuria Parrizas. «Nada más llegar a mi último torneo sentía que mi cabeza lo veía todo diferente», explica Boluda, de 27 años, por teléfono tras aterrizar desde Dubái, donde se ha celebrado la previa del Abierto de Australia.
«He sido muy feliz jugando al tenis. Y lo sigo siendo. Pero este último año estaba sufriendo, porque te ves perdido, no sabes muy bien dónde ir, dónde entrenar, te empiezas a cuestionar el nivel... Llegaba a un torneo y veía a mucha gente a la que antes ganaba, ahora a todos los ves durísimos. Yo en el tenis siempre lo he dado todo. Siempre me he levantado, he salido de situaciones complicadas, pero no podía permitirme perder partidos porque no estuviera en la pista», añade.
Y en la cima de todas esas malas experiencias se sitúa la lesión de muñeca que sufrió cuando tenía 18 años y que le apartó dos años del circuito. «Se me olvidó jugar al tenis completamente. Esa etapa fue durísima, porque no encontraba mi nivel. Lo había olvidado. Ahí tienes que asumir muchas cosas. Tenía que volver a aprender cosas que yo sabía hacer muy bien antes. Fue un hostión tan grande que no hubo margen de pensar nada», explica.
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Boluda, cuya historia quedó retratada en un Informe Robinson, admite que cuando su renglón se torció, tuvo que soportar que la gente fuera a los torneos a reírse de él. A ver lo «acabado» que estaba. «Yo no he jugado para callar bocas. He luchado porque quería salir de esta. He podido estar el 250 del mundo y disfrutar jugando. Cuando era pequeño me ponían en la pista central y se llenaba para ver lo bien que jugaba. Luego se llenaba para escuchar a gente que decía 'madre mía si no pasa la pelota por encima de la red, está acabado...'. Ahí te das mucha cuenta de quiénes te quieren de verdad», rememora. «Eso le pasó a un chico de 18 o 19 años. Fue un golpe enorme. Me dolía que gente cercana desapareció. Le cogí un poco de asco al mundo del tenis. No al deporte en sí, al mundo que lo rodea», afirma.
Económicamente, en un deporte tan brutal en gastos como el tenis, Boluda aguantó muchos años gracias a los grandes contratos que firmó cuando estaba explotando, sobre todo con Nike y Prince, aunque confiesa que no todo se aprovechó bien. «Como tuve el entorno que tuve, me refiero a un mánager en particular, se despilfarró mucho dinero. Luego tenía la ayuda que me podían dar mis padres, que al final los he tenido para siempre, pero no son ricos. Me han podido ayudar hasta cierto punto. En 2017, 2018 y 2019 no perdía dinero, pero tampoco lo ganaba, porque te mantenías en el top 300 y no te puedes permitir muchas cosas», explica.
Sus padres, gran apoyo en su carrera, aceptaron la retirada de su hijo tras muchos años de altibajos. «Costó un poco más contárselo. Ellos me han visto sufrir mucho. Mi madre sí me dijo por primera vez 'ya está'. Mi padre siempre ha confiado mucho en mí. Si yo le digo ahora que vuelvo, él seguiría confiando en mí, pero como me ven tranquilo...», señala Boluda.
Pero volver no parece una opción por ahora. De momento su camino está ligado al de Parrizas, con la que intentará subir en el ranking, y no descarta ayudar a chicos jóvenes que tengan que enfrentarse al golpe de presión que sufrió él. «Yo estoy encantado de ayudar. Enseguida lo veo, porque cuando lo has vivido es muy fácil de ver. Cuando yo era pequeño, con 17 años, hago mi primeras semis y mi primera final en un Futures, y mi entrenador me iba diciendo 'la actitud no está siendo buena', tú dices sí, sí. Escuchas, pero no escuchas. Luego te pasa algo y dices 'qué razón tenía'».
Ahora Boluda cuelga la raqueta, se aparta del camino del deporte que ama y echa la vista atrás hacia una carrera de muchos golpes y muchas expectativas que han moldeado un hombre maduro y experimentado. ¿Ha merecido la pena? «Sí, pero no se lo deseo a nadie. Sirve, aprendes, pero fue muy duro», finaliza el chico de Alicante que sobrevivió.
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