Victorio Calero
Lunes, 16 de noviembre 2015, 02:45
El saque de David Ferrer oscureció su debut en Londres. En un día en el que cumplió desde la línea de fondo, su servicio le privó de conseguir algo mejor en la Copa de Maestros. Ocho dobles faltas y apenas un 49% de primeros saques dan buena muestra de su pobre bagaje. Así, fue difícil superar a Andy Murray, el número dos del mundo, que no estuvo ni bien ni mal. No le hizo falta brillar para sacar adelante el partido. Simplemente aprovechó los errores del español. Por eso el escocés fue quien golpeó y se llevó el primer triunfo en el grupo de los españoles, el más abierto, por un doble 6-4 en hora y media.
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A pesar del resultado final, la propuesta inicial de Ferrer fue la correcta: molestar a Murray, nada de que se gustase golpeando sobre la línea de fondo. Con el mono de trabajo puesto, el de Jávea se planteó atacar el resto y mover al británico. Obviamente no es una fórmula sencilla convertir al número dos del mundo en una marioneta, pero sí que es cierto que le sirvió para aguantar el tipo. Pero el partido empezó al son del servicio de ambos tenistas, algo malo para el de Jávea, que demostró eso sí estar rapidísimo de piernas, algo que no es noticia en él, un prodigio físico, pero que no deja de tener un enorme mérito.
No son ninguno de los dos tenistas que enamoren. Más efectivos que espectaculares, los dos avanzaron sin dejarse su servicio. Fue cogiendo ritmo el partido mientras comenzaban los problemas de Ferrer para solventar su servicio. Sobrevivía, pero el problema era que restar tampoco era un camino de rosas: solo tuvo una bola de rotura, al inicio del set. Por eso fue poco a poco desapareciendo engullido por el servicio del escocés.
Cuando el partido se vuelve complicado, es importante tener un saque que te salve. Algo que no tiene Ferrer. Intentó solucionarlo subiendo una marcha con su derecha. Pero por mucho drive que tenga, si el servicio no marcha es casi imposible. Eso es lo que le pasó en el primer set. Apenas metió el 47% de sus primeros. Y a eso hay que sumarle que en el juego clave, con 5-4 en contra, se dejó dos dobles faltas por el camino.
Sí que es cierto que nada más empezar el segundo set rompió el servicio de Murray en blanco. Pero el problema con su saque persistía. En set y medio llevaba ya siete dobles faltas, algo insólito en un tenista de su nivel, lo que le volvió a martirizar en el ecuador del parcial. Con la manga ya igualada, Murray repitió el guion del primer set: castigó a Ferrer en el juego decisivo, cuando sacaba el español con 5-4 en contra, y se llevó el partido ante un Ferrer lastrado por su saque.
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