Las cuentas son sencillas: Alejandro Davidovich arrancó el 52º del 'ranking' ATP este 2021 y lo acaba 50º. ¿Quiere decir esto que se ha estancado ... en su progresión? La realidad encierra muchos matices más allá de lo que muestran estos números. Ha sido un año difícil para el rinconero, instalado ya en una élite muy exigente y afectado por circunstancias externas que conviene explicar. Lo que es indiscutibles es que más allá de 'rankings' en su tenis hay un proceso de maduración, cada vez menos sujeto a las emociones negativas en la pista, más maduro y constante, aunque con unas carencias en superficies rápidas en las que se ve hipotecado por un servicio menos ganador que muchos de sus rivales. Este es el principal problema, un déficit habitual entre tenistas españoles, cara a crecer de forma tan rápida como años anteriores.
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Decimos que no fue un año sencillo para Davidovich porque empezó de la peor manera posible, con un positivo por Covid-19 que le impidió llegar a tiempo de concentrarse con el resto de tenistas en la burbuja de Melbourne. Por ello tuvo que jugar dos Challengers para no quedarse sin competir, y en el primero (en Quimper) se retiró por una torcedura de tobillo en un duelo que tenía totalmente encarrilado ante Fabbiano. Fue la primera de las cuatro lesiones en pista esta campaña. Fueron especialmente frustrantes las molestias musculares durante el primer set ante Tsitsipas en cuartos de Montecarlo, cuando tocaba techo. Se retiró también en octavos de Eastbourne ante Pospisil y, con deportividad, jugó acalambrado totalmente el punto final ante Trungelliti en el US Open.
Hasta una de las citas más especiales del curso, en Marbella (cedió en segunda ronda ante una de las revelaciones de 2021, Ivashka), casi nada fue bien y se situó 58º, pero todo cambió desde entonces. Ganó en Montecarlo por primera vez a un 'top ten', Berrettini, volvió a pisar semifinales en Estoril, como en 2019 (cedió sólo once juegos para doblegar a Chardy y Humbert), pisó octavos en Roma, donde se cruzó por primera vez ante el número uno mundial, Novak Djokovic, y en su gran hito de este 2021 se metió en cuartos de final en Roland Garros, rodeado de siete rivales que eran 'top ten', lo que da más mérito si cabe a su hazaña. Fue un torneo en el que tuvo que superar dos duelos a cinco sets ante Van de Zandschulp y Ruud, aquí en el mejor partido probablemente de su carrera, y salió de Roland Garros el 35º.
Ahí acabó lo bueno. Por circunstancias de configuración del 'ranking' se situó incluso 32º el 30 de agosto, antes de competir en el US Open, y es una realidad que sin la política de congelación o semicongelación de puntos de la ATP en la pandemia (que ha favorecido a jugadores estancados y perjudicado a los que estaban emergiendo) sus resultados le hubieran situado para estar varios puestos más arriba. Pero desde ahí empezó la cuesta abajo. Defendía unos octavos de final en Flushing Meadows de 2020 y se estrelló ante Trungelliti (198º) en primera ronda a cinco sets, frente a un rival al que habría ganado sin problemas de estar más fino. Automáticamente perdió doce posiciones, y hasta fin de año sólo se le contabilizan cuatro partidos ganados en el ATP Tour en pista rápida, una reseñable ante Garín (17º), que llegaba en crisis de juego. Su tenis ha ido a más en las última citas antes de las vacaciones, pero no estuvo al nivel en ellas que lo mostrado en 2020 a la salida del confinamiento.
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Davidovich ha sido el 36º de la Carrera ATP este 2021 y llegó a ser cuarta raqueta española, pero acaba el año como la sexta, superado por Nadal (6º), Bautista (19º), Carreño (20º), la irrupción de Alcaraz (32) y el adelantamiento final de Ramos (44º). Su balance ha sido de 30 triunfos y 25 derrotas, si se incluye su presencia en los Juegos, apuesta personal que le privó de estar en dos torneos ATP 250 en tierra (los de Bastad y Gstaad) en los que seguramente habría llegado muy lejos. El capitán español, Sergi Bruguera, no se lo ha tenido muy en cuenta, al no incluirle en el equipo nacional de Copa Davis, en el que sí están Bautista, Feliciano López y Granollers, que renunciaron a viajar a Tokio.
A nivel de juego y de estadísticas avanzadas, queda claro que Davidovich, uno de los tenistas que más rápido y mejor se mueve en la pista, que domina bien toda la gama de golpes, tiene su punto débil en el servicio. Es el duodécimo jugador del circuito con mejor promedio de restos colocados sobre el primer saque rival (el 31,8% de ellos), y el decimoséptimo en juegos ganados al resto (el 26,6% del total), pero en las estadísticas de saque queda mucho peor parado, porque es el 108º en el porcentaje de puntos ganados con el primer saque (sólo el 64.8%) y el 97º con el segundo servicio (48,1%), además del 110º en el promedio de 'aces' por encuentro (2,1). Frente a ello, es el sexto que más primeros servicios mete (el 67,7% del total), lo que deja claro que hay margen de mejora para arriesgar más y hacerlo más letal para los rivales.
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La progresión de Davidovich ha quedado también oscurecida por la ascensión de Carlos Alcaraz, llamado a cotas mayores. Lógicamente, el rinconero sabe que desde hace meses pisa terreno mucho más minado que años atrás, luchando ante la excelencia mundial (basta repasar su lista de verdugos los últimos meses, los Evans, Basilhasvili, Cilic, Isner, Paire, Harris, Brooksby...), pero ha demostrado con creces que su tenis y edad (22) le garantizan aún un considerable margen de mejora en los próximos años a poco que las lesiones le respeten.
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