Cuando lean estas líneas se habrá empezado ya a jugar al tenis en Melbourne Park, pero de eso se ha hablado poco o nada. Si a Diego Armando Maradona le acompañó la polémica allá donde iba, Novak Djokovic (en la pista o fuera) va camino ... de lo mismo y no puede ser casual. El serbio se agarró a una exención médica para viajar. Tennis Australia iba por un lado, y el Gobierno por otro. Pronto comenzó un nuevo partido, ya político, que creo que todos sabíamos cómo iba a acabar, aunque el desenlace se haya demorado en exceso. El número uno mundial del tenis suponía un mal ejemplo cara una sociedad local a la que se le ha exigido muchos sacrificios estos dos años.
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Las formas con el astro serbio no fueron las adecuadas, pero el fondo del asunto es mucho más simple. Fuera de disputas entre antivacunas y negacionistas contra el resto, de protestas en la calle o intercambio de improperios en las redes, Djokovic, referente mundial, ídolo de muchos niños, no está siendo un buen ejemplo. «El mundo ya ha sufrido lo suficiente como para no seguir las normas. Sabía las condiciones desde hace muchos meses», declaró hace días Nadal. «Creo que todo esto podría haberse evitado si se hubiera vacunado, como hemos hecho todos. No creo que fuera tan complicado», 'dixit' Muguruza. Sólo tres 'top 100' no se han inoculado alguna fórmula. Junto a 'Nole', Sundgren y Herbert no fueron a Australia. Hasta Boris Becker, no hace mucho en el equipo de trabajo de Novak, fue claro: «En diez años mirará atrás y se dará cuenta de que cometió un error».
El fin de la partida en Melbourne no agota la polémica. Djokovic ha dividido al circuito entre partidarios y los que se han pronunciado en su contra. Habrá revanchas, algunas en la pista. Los Masters 1.000 de Miami, Indian Wells Cincinnati y el US Open le estarán vedados. Cara a Wimbledon tendrá que cumplir cuarentena. Y Medvedev será el nuevo número uno si gana este Open de Australia. El récord de títulos en Grand Slam (ahora iguala a 20 con Federer y Nadal), que nadie más que él tenía opciones de estirar lo suficiente como para pasar a la posteridad, queda en el alero. Pierde el tenis.
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