La espalda de Davidovich frena su gran progresión

Es la primera retirada de Davidovich esta campaña, pero en 2021 ya sufrió tres (Quimper, Montecarlo y Eastbourne) y en 2022, otra (en Eastbourne de nuevo), y una consecuencia lógica del crudo calendario que sufren los tenistas, saturado de torneos. Especialmente delicado es el tramo actual, con dos Masters 1.000 (con cuadros de seis rondas, excepto para los ocho primeros favoritos) encajonados en dos semanas, el de Toronto, y el actual en Estados Unidos.

La ATP está concediendo más realce a estas citas alargándolas a diez días, pero no es el caso de esta de Cincinatti (ni la canadiense), el único de los Masters 1.000 no obligatorio para los tenistas junto al de Montecarlo. Davidovich, que venía de la tralla de cinco partidos la semana previa, en la que llegó a semifinales, ya había jugado de nuevo este martes, antes de repetir a primera hora de la madrugada de este jueves. No es casualidad tampoco que Rune se retirara en la misma jornada o que Sinner, ganador en Canadá, perdiera en su estreno ante Lajovic. Los tenistas no son autómatas.

Lo que empezó siendo un encuentro muy competido, con puntos breves entre el malagueño y el serbio, se tornó pronto en un partido ficticio. Desde el séptimo juego Davidovich, hasta entonces con cuatro 'aces' y con chispa, notó claramente unas molestias en la parte baja de la espalda, no muy lejos del glúteo, y lo cedió en blanco. Tras siete minutos y medio de choque parado, con asistencia médica en el vestuario, de nuevo perdió otro juego sin sumar, ahora con el saque, y bajando visiblemente la velocidad del mismo.

Suerte que Djokovic estaba muy frío, muy impreciso con el saque, actuando con un paupérrimo 41% de primeros, y eso le dio vida. Al resto estaba más cómodo, porque era evidente que el dolor le afectaba sobre todo en la maniobra del saque, pero de nuevo otro 'break' para ceder el set le devolvió a la realidad.

Su entrenador, Jorge Aguirre, le recomendó la retirada en el intermedio entre sets. Acompañado en la grada de su preparador físico y readaptador, Adrián Trinidad, y de su novia, le dejó claro que para jugar tan mermado no tenía sentido continuar. Y bastaron dos puntos más para que tomara la decisión definitiva, al notar ya un fuerte tirón en la espalda.

El peligro de poner en riesgo futuras citas era evidente para Davidovich. Afortunadamente, le quedan diez días para recuperarse antes del US Open, pues no tenía previsto estar la próxima semana en el ATP 250 de Winston Salem. Se ha asegurado ser cabeza de serie en la cita (el vigésimo segundo ahora), pero habrá qué ver cómo evoluciona en los próximos días. Y después hay otra empresa más que atractiva, la fase de grupos de la Copa Davis en Valencia, en la que parte como número dos del equipo español; es decir, por primera vez como elegido para duelos individuales, tras debutar en 2022 en Marbella en dobles.

De esta forma, Djokovic, que busca el número uno en Cincinnati, en competencia con Carlos Alcaraz, llegó a octavos de final casi sin esfuerzo y sin ofrecer buenas sensaciones. Llevaba un mes sin competir (desde Wimbledon) y regresó al fin a un torneo en Norteamérica, tras impedírsele antes competir allí por no haberse vacunado contra la Covid.

«Es una noche de emociones enfrentadas, me gusta mucho Alejandro (Davidovich). Nos llevamos muy bien fuera de la cancha. Nos hemos entrenado muchas veces en España. Me dijo en la red que tenía un problema en la zona baja de la espalda que le surgió ayer. Creo que la cantidad de partidos que ha jugado estos últimos diez días le ha pasado factura a su cuerpo. Es algo desafortunado, realmente espero que pueda recuperarse y jugar bien en Nueva York», comentó después el astro serbio en la rueda de prensa.