Davidovich, a la final de Montecarlo por la puerta grande

Haciendo gala de un aplomo desconocido en él, el malagueño saldó la primera manga sin conceder un solo punto de 'break' y con una facilidad inesperada. Sin necesitar de una cifra alta de 'winners', pero con muy pocos errores desde el fondo, consciente de que los quiebres a su favor iban a llegar, como en toda la semana, y eligiendo por ello empezar restando. Así las cosas, al segundo turno al resto llegó la ventaja, que administró sin problemas, incluso en un par de ocasiones en que se vio con 0-30.

Dimitrov, que fue tercero del mundo a finales de 2017, tiene ocho títulos en el circuito y, aunque los últimos datan de ese año y sólo uno fue en tierra (Bucarest, en 2014), no iba a facilitar la labor. Llegaron sus primeras opciones de ruptura a las primeras de cambio, 0-2, pero Davidovich reaccionó con orgullo, con cuatro juegos consecutivos, explotando los errores de su rival, puso pie y medio en la final. Con 5-3 tuvo una volea fácil para haberse puesto 0-30. También sirvió para ganar y la ansiedad le puso con un 0-40 que no pudo levantar. Se llegó a un 'tie break' muy mal jugado (2-7) que hacía pensar en lo peor.

Máxime cuando el búlgaro, en una fase del partido sin conceder nada, se puso con 0-2 y estuvo al borde de un doble 'break' arriba en un juego de catorce minutos en el que milagrosamente Davidovich salvó cuatro opciones para ello. Ahí estuvo el partido, en ese tercer juego del set definitivo. Fue entonces cuando el rinconero volvió a meterse en el partido. Pidió fisioterapeuta en pista para una pomada en el adductor, un leve pero estratégico descanso para despertar y encadenar cuatro juegos más.

Con 5-2 parecía claro que Davidovich no iba a tropezar dos veces en la misma piedra. Se dejó ir algo al resto para el 5-3, pero ahora sí que no perdonó al saque, con un cómodo 40-0 inicial y resolviendo con un saque directo, el tercero suyo en el partido, como los grandes campeones. Seguramente ni recuerde lo que sucedió después, que se arrojó en una piña ante su 'box' de acompañantes, con el exatleta Martín Fiz entre ellos, y un Jorge Aguirre, cuyo corazón ha bombeado a un ritmo elevado toda la semana.