Un Davidovich digno, sometido por el talento de Kyrgios

Kyrgios es sin duda uno de los nombres de la temporada en el ATP Tour. Muy pocos pueden lucir un 31-8 en victorias y derrotas este 2022, finalista en Wimbledon y campeón en el ATP 500 de Washington. Decimotercero del mundo en 2016, su techo, su talento le hubiera dado para ser número uno o mantenerse años entre los primeros puestos, pero su complicada personalidad ha hecho que haya habido que esperar a los últimos meses para su resurgir. El de Canberra es el McEnroe de nuestros días por su carácter volcánico, con tendencia a enfadarse por el más nimio detalle, pero todo se le perdona al ser un jugador distinto, que crea afición al deporte de la raqueta, con su facilidad para el golpeo casi sin armar el brazo, el riesgo que asume en el juego o ese margen para elevar su nivel cuando lo necesita e imponerse a la mayoría de rivales.

Davidovich sabía que había tenido uno de los sorteos más complicados, pero lo peleó con dignidad. Su único debe fue lo mal que jugó los puntos con presión. En la primera manga lució un juego muy ordenado, con pocos errores y sin perder la compostura. Dispuso de dos opciones de ruptura, bien resueltas por Kyrgios, que metió segundos servicios igual de dañinos que muchos primeros y que juega crecido por la confianza y sin miedo al error. Pero en el undécimo juego llegó la primera y única concesión sacando y ahí el malagueño se encogió con demasiada facilidad.

Fue entonces cuando entró en la espiral negativa que le costó la derrota. Cedió cuatro juegos seguidos, para el 5-7 y 0-2 en el segundo set. Parecía incluso que la derrota iba a ser más rápida de lo previsto con bolas para un segundo quiebre en contra, pero se repuso e igualó el tanteo 2-2 y logró enfadar a Kyrgios. Era el momento, en una larga discusión del australiano con su entrenador (ya con el 'coaching' permitido desde la grada), pero lo que sucedió fue un 'break' en blanco que no estaba en el guión.

Ahí se acabó definitivamente el choque, que aún dejó dos puntos espectaculares en la red y con un juego final en el que Davidovich, digno toda la tarde en Cincinnati pudo haber alargado su suerte (se le escapó por la calle de dobles un 'winner'), pero en todo momento quedó la sensación de que cuando Kyrgios quería siempre tenía un punto más de tenis.

De esta forma Davidovich encadena dos derrotas a las primeras de cambio en la gira norteamericana y un 18-21 en el total de 2022 que encierra numerosos matices, con aspectos positivos y otros también negativos. La exigencia es cada vez mayor, acudiendo a las citas más importantes y enfrentándose a los mejores, y la inexperiencia le pasa factura en las citas más igualadas. Ahora le queda esperar semana y media para su estreno en el US Open, con escasas opciones ya de entrar en el sorteo como cabeza de serie.