Reacción insuficiente de Davidovich

Esto eleva la tensión con que Davidovich juega cada encuentro, cada punto. Tras no estar nada bien ante Kotov en Astana y mejorar en algunos tramos del duelo ante Murray en Asturias, anoche ofreció algo más de una hora de buen juego en el ATP 500 de Basilea ante el serbio Miomir Kecmanovic (29º) para derrumbarse después, repitiendo de alguna manera esas sensaciones mostradas en Gijón, sin un término medio, sin saber prolongar en el tiempo un nivel tenístico, sin piernas ni cabeza: 7-6 (5), 2-6 y 1-6 en dos horas y cinco minutos.

Davidovich hizo un ejercicio de paciencia ante uno de los tenistas más consistentes del circuito. Porque Kecmanovic, que además llegaba más en forma (unos cuartos de final en Tokio y semifinales en Nápoles), apenas suele moverse de la línea de fondo y busca la profundidad de sus golpes. Durante muchos momentos del primer set, castigó a su rival con muchos tiros a las líneas y, aunque su saque no es del todo decisivo y hubo que alargar muchos puntos, Davidovich se sostuvo en una mezcla de orgullo y concentración. El serbio, número uno júnior y de la misma generación que el rinconero, le había derrotado en Wimbledon en 2016 un año antes de coronarse en el All England Club como promesa, y también en el Challenger de Ningbo o en las ATP Next Gen en Italia, en pista cubierta, como ayer.

Pero no hubo revancha tampoco este martes. Davidovich se temió lo peor al ceder el primer ‘break’ en el séptimo juego, pero lo recuperó en el octavo al cuarto intento, un tanto sobreexcitado tras fallar un ‘smash’ cegado por la iluminación de la segunda pista en Basilea. Y en el ‘tie break’ tras un 1-4 adverso, con dos ‘minibreaks’, ganó cinco puntos seguidos clave para alzarse con la manga.

La segunda fue mucho más rápida en su desarrollo, con puntos menos largos. Empezó el derrumbe, pese a que hubo de partida una bola de 'break' desaprovechada que pudo haber prolongado la euforia del primer periodo. No fue así y poco a poco el malagueño fue concediendo opciones a su rival sin remisión. Mal de piernas, con numerosos fallos no forzados, parecía claramente una cuestión de físico, acortando los puntos. Fueron siete juegos seguidos perdidos, para pasar del 7-6 y 2-2, al 7-6, 2-6 y 0-3.

Y ello a pesar de que Kecmanovic se quejaba de unas molestias en el abdomen, y tomó una pastilla al final del primer set y recibió dos veces la visita del médico. Hubo incluso algún punto en el que se apreciaba su incomodidad, pero su rival tampoco tenía fuerzas para estirar el choque a ver si saltaba la sorpresa de un abandono rival. Davidovich sólo ganó un juego más. El 1-5 en la tercera manga fue su sentencia, porque en el último juego ni lo peleó. Se había rendido antes.