Lo que pasa por la cabeza de Alejandro Davidovich (23º) suele ser un misterio insondable. Tanto nadar a base de bien en una espléndida semana de tenis en el Masters 1.000 de Toronto, para morir en la orilla de la semifinal sin mostrar apenas ... sensaciones de querer ganar. Ofuscado desde el primer punto, cedió el combate por un apabullante 6-1 y 6-3 sin que ni siquiera De Miñaur (14º) tuviera que mostrar su mejor versión.
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Buscaba el malagueño su pase a una segunda final en el ATP Tour, curiosamente en otro Masters 1.000, porque él sólo suele triunfar a lo grande, pero no se sabe bien qué pensamientos frustraron su deseo de victoria desde los primeros sudores. Como en la víspera, arrancó con un 'break' en contra, pero esta vez no igualó el duelo de inmediato.
'Aces': 0/4
Dobles faltas: 4/0
Puntos ganados con primer servicio: 41/56%
Puntos ganados con segundo servicio: 26/54%
Primeros servicios dentro: 59/47%
Puntos de 'break' convertidos: 3-9/7-9
'Winners' 15/9
Errores no forzados: 22/4
Velocidad máxima prime saque: 200/214 km/h
Velocidad media primer saque: 179/189 km/h
Total de puntos ganados: 40/59
El fuerte viento en la central, racheado para más inri, perturbaba por igual a ambos tenistas, pero sólo pareció verse molesto por la circunstancia a Davidovich, cuyo juego es de precisión, frente a un estilo perfectamente reconocible en el australiano de poner siempre una bola más en juego. Es De Miñaur, alicantino de madre y que pasa mucho tiempo en España entrenándose, un tenista peculiar, el más rápido para muchos en los desplazamientos, pero no le va la tierra ni había llegado siquiera a unos cuartos de final en un Masters 1.000 hasta esta semana.
Davidovich, que le había ganado en los dos precedentes, en Montecarlo y en Queen's, pero no en rápida, donde se mueve como un felino el 'aussie', sufrió un quinario todo el partido. Impaciente en los 'rallies', desanimándose con los intentos de 'winner' que se salían por poco de la pista, se vio en un santiamén con un doble 'break' en contra y entregó el primer set en media hora.
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Había necesitado De Miñaur sólo dos ganadores para tal ventaja. Dice mucho este dato de su juego y su inteligencia en la pista, frente al 18-5 en errores no forzados en contra de Davidovich, que malogró además dos bolas de ruptura con 1-3 que pudieron haberle dado otro ánimo, pero jugando con sólo un 56% de puntos ganados con primeros saques era muy difícil.
Por más que el malagueño se tomó los seis minutos de 'toilet break' tras el set, no volvió con bríos renovados y siguió agravando los problemas con un 'autobreak'. A De Miñaur, de paso, le salía casi todo. La cinta de la red estaba de su lado y sus globos entraban por milímetros. Fue un segundo set atípico, con ocho quiebres seguidos. Se movía Davidovich siempre entre estar uno o dos 'breaks' abajo, pero lo más desesperante era ver cómo su tenis, capaz de romper el servicio a su rival una y otra vez, no le daba para nada. Cada turno al saque comenzaba con un 0-30 y no podía meterse en el partido, por más que la grada, ávida de ver más tenis, le animara.
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Davidovich, que le hacía gestos a su entremador, Jorge Aguirre, de no verlo claro incluso cuando enlazaba dos puntos, podrá valorar dentro de unos días el paso adelante dado en Toronto, porque mañana aparecerá como el 23º mundial, su mejor 'ranking', se asegura ser cabeza de serie en el US Open y será difícil no verle como segundo espada de la 'Armada' en Valencia en la Davis. Pero, eso sí, necesita ser más duro de cabeza, creer más en sus posibilidades y no rendirse pronto. Sólo así optará a ganar torneos en el circuito.
Con un gran desgaste en sus piernas, Davidovich encarará la próxima semana otro Masters 1.000, el de Cincinnati, cuyo cuadro final se sorteó ayer y propició un regalo envenenado para el malagueño, que si gana su duelo de primera ronda se verá abocado a enfrentarse al número dos mundial, Novak Djokovic, en su reaparición (no ha estado en Toronto). Davidovich se medirá al argentino Tomás Martín Etcheverry (23º), uno de los jugadores que más ha crecido este año, aunque ante todo un especialista en tierra. El pupilo de Jorge Aguirre ya ganó (doble 6-3) en el único precedente, en la primera ronda del Godó, en arcilla. De volver a hacerlo, no se libraría del cruce con Djokovic, exento de jugar el primer duelo.
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