Davidovich malogra cinco bolas de partido ante Cobolli

Tras la remontada ante un jugador más accesible como Mitchel Krueger (192º) del miércoles, este jueves lo tenía más difícil ante Cobolli. Fue un partido realmente extraño, con un comienzo arrasador del malagueño, síntomas de golpe de calor a lo largo de la segunda manga y un punto claro de inflexión al comienzo de la tercera, que no se consumó.

Tras levantar tres 'break points' en el tercer juego, el malagueño puso la directa para el 6-1. Su rival no pasó del 63% de puntos ganados con primeros y sólo se anotó un 'winner', pero de nuevo se vino abajo Davidovich en el arranque de la segunda manga, que comenzó con un 0-2, y su tradicional relajo. Los importantes descansos entre manga y manga no sirvieron de nada.

Por dos veces igualó el set. Del 0-2 al 2-2 y del 3-5 al 5-5, justo cuando acababa de reclamar la presencia médica en un descanso. Parecía extenuado, vencido por el sol en la cita inicial en la pista John Harris (la segunda en importancia en Washington), pero tuvo después dos 'break points' y no los aprovechó. Se abocó a una 'muerte súbita' en la que logró lo menos esperado al no anotarse ni un solo punto.

Tras ganar un set de hora y veinte minutos, más del triple de duración que la primera, la tendencia del partido apuntaba a la victoria de Cobolli, tras un 1-1 y 0-40 al resto al iniciar la tercera. El florentino, que jugó semifinales en tierra en el ATP 250 de Ginebra este año, en el mejor 'ranking' de su carrera a los 22 años, no es un gran sacador (sí tiene un buen segundo servicio), pero tiene golpes contundentes cuando comienza a dominar los puntos, aunque la sensación era la de que Davidovich podía dominar cuando se lo planteaba.

De aquel apuro el rinconero salió airoso con cinco puntos seguidos, un 'break' y dos bolas al resto para el 5-1 y saque... pero volvió a complicarse la vida hasta el 4-4. De ahí al 'tie break', con un 'déja vù' de Davidovich cuando se agarrota al tener más que a tiro la victoria. Error tras error, del 6-2 al 7-9, tras haber tenido el pulso mucho más fuerte en otros momentos del encuentro.