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Ocurrió cuando menos se le esperaba. La mejor semana en la carrera de Alejandro Davidovich llegó después de una racha de cinco victorias y doce ... derrotas, la peor desde que en 2019 comenzara a irrumpir en el circuito, alternando torneos Challenger y del ATP Tour. Aunque justo este martes se cumple un año de su salto al 'top 50' y desde entonces no se ha bajado de él, un horizonte inexplorado por un tenista malagueño, parecía como si hubiera encontrado su techo. Lejos de esa sensación meramente estadística, su tenis ha seguido evolucionando y, como sucediera en 2021, su segunda cita del curso en tierra ha sido la de otro gran salto. De nuevo en Montecarlo.
Llegó 48º y salió 27º del mundo. Son palabras mayores, pero ya sólo simplemente su proceso natural de maduración debería llevarle a más, a un 'top ten' a medio plazo, sin que esto sea una previsión arriesgada. Compatriotas suyos como Pablo Carreño (60º del mundo con 22 años, llegó al 'top ten' a los 26), Roberto Bautista (160º a los 22 y en el 'top ten' a los 31), Tommy Robredo (19º a esa edad, y en el 'top ten' a los 24) y Fernando Verdasco (33º y entre los diez mejores a los 25) son buenos ejemplos en los que verse reflejado. Evidentemente, Davidovich no es Rafa Nadal ni Carlos Alcaraz. Tampoco otro tipo de talento descomunal como los Zverev, Djokovic, Tsitsipas, Federer o Medvedev, pero ya ha demostrado en su progresión que tiene tenis para más, siendo campeón júnior de Wimbledon, cuartofinalista en Roland Garros (junto a siete 'top ten' en el cuadro) y alcanzando su primera final en el ATP Tour nada menos que en un Masters 1.000, algo que está al alcance de muy pocos.
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Recordaba Tsitsipas tras la final del domingo aquel 6-1 y 6-0 al malagueño en categorías inferiores. El griego ha subido más rápido, por más que le saque algo más de un año en edad. Suyas son ya dieciocho finales y ocho títulos, pero no debe de estar haciendo las cosas mal Davidovich cuando a día de hoy sólo hay otros tres tenistas más jóvenes mejor situados en el 'ranking': el canadiense Felix Auger-Aliassime (9º), el murciano Carlos Alcaraz (11º) y el italiano Jannik Sinner (12º).
El tenis de Davidovich aparece cada vez más definido. Aquel joven tenista volcánico, al que se le comían los demonios con un marcador adverso ha evolucionado en lo mental. Es capaz de reconducir situaciones adversas, como demostró ante Djokovic y Fritz en Montecarlo la semana pasada o estando muy cerca de forzar una tercera manga en la final ante Tsitsipas, pero no está aún a la altura de los grandes en su fortaleza mental. Ni toma las mejores decisiones con estrés.
El segundo aspecto que define su juego es su capacidad para rendir mejor en tierra, donde han llegado la gran mayoría de sus mejores resultados. Su potente tren inferior, que le da buenos apoyos tras rápidos desplazamientos, su potencia y su físico privilegiado le convierten en una 'pared' desde el fondo en este tipo de superficies, pero además domina toda la gama de golpes y su tenis es atractivo por lo que tiene de fantasía.
La tercera clave es su capacidad restadora, que compensa sus deficiencias en el saque. Si se valoran sus estadísticas de las últimas 52 semanas, es el 89º mundial en un 'rating' de la ATP que valora conjuntamente su porcentaje de primeros servicios dentro (es el quinto mejor), el porcentaje de puntos ganados con el primer y segundo saque (se sitúa el 100º y el 76º, respectivamente con cada uno de ellos), el de juegos ganados al saque (97º), el promedio de 'aces' por partido (100º) y el de dobles faltas (42º). En cambio es el 23º en el 'rating' al resto, el 20º mejor restando primeros servicios, 18º en porcentaje de juegos ganados al resto y 30º en puntos de 'break' convertidos.
Queda claro donde está su margen de mejora. Primero, fortaleciendo su respuesta en situaciones de riesgo (puntos de 'break', 'set balls' o match balls' en contra) o de estrés en los partidos; segundo, compitiendo cada vez mejor en pistas rápidas, para lo que en consenso con su cuerpo técnico ha eludido giras paralelas en tierra en el calendario para competir frente a los mejores, donde peor se le da, y acelerar su progreso y, tercero, potenciando su saque, con todo lo que conlleva. No sólo lograr más servicios directos, sino ganar en porcentaje de puntos con primeros (al malagueño le entran muchos, pero son poco dañinos) y ser más consistente en los puntos jugados con el servicio, ya no en primeras opciones, sino en la evolución inmediata.
Pero para este triple reto es clave siempre ir mejorando o no cediendo en el 'ranking', el pasaporte a los torneos. Siendo 27º, el malagueño entrará ya como cabeza de serie en muchos, lo que facilita ganar en las dos primeras rondas. Davidovich descartó ayer su presencia en el Godó, un ATP 500 en Barcelona en el que apenas defendía puntos tras caer en primera ronda el año pasado ante Bublik. Aunque le tocaba jugar mañana (ante el boliviano Dellien, 91º) y le gusta competir en España, suele ser una decisión habitual en finalistas de torneos en la semana previa. A Tsitsipas, campeón en Montecarlo (con un 'bye' en primera ronda) se le permitirá arrancar el miércoles. La semana próxima estará en Estoril (dos semifinales ya allí), y seguirá en Madrid, Roma y, tras una semana de receso, Roland Garros, donde afrontará la empresa de defender muchos puntos para no caer en el 'ranking'.
Hay un dato que con el paso de los meses cada vez se le va a recordar más: Davidovich es el tenista con mejor 'ranking' mundial sin títulos ATP. Es precisamente este otro de sus retos en este 2021 o más a corto plazo. Pero para alzar un trofeo hay que rodarse en finales.
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