Lleno pandémico en Puente Romano y final feliz con Davidovich

Lleno pandémico en la pista Manolo Santana de Puente Romano. En los tristes tiempos que corren es lo que antaño una pobre entrada. Pero en el ATP Tour registrar público y vender todo el aforo autorizado (en torno a 500 entradas para una capacidad de 2.500) ya es un hecho a tener en cuenta. Toda la gira europea 'indoor' fue sin espectadores. No es lo que sucedió este martes por la tarde en Marbella, en el primer momento cumbre del AnyTech635 Andalucía Open. Salía a la arena el gladiador local, el ídolo que se entrena habitualmente a muy pocos kilómetros y que había citado en la grada a muchos de sus amigos y familiares. Una oportunidad ideal para seguirle en vivo de esas que en los próximos años pueden ser muy contadas.

Pero el exceso de motivación también juega malas pasadas. Al rinconero, afincado desde hace años en Fuengirola, le costó tomar las riendas del partido. Sufrió un quinario en la primer manga, que para colmo perdió de forma clara en la muerte súbita (7-1). Difícil de digerir para Davidovich, a día de hoy el 56º del mundo, que se las veía con un 'falso' 126º, que llegó a ser no hace mucho el 23º y que en algunas facetas del juego es un clon del malagueño, con su juego agresivo, con profundidad, y una gran movilidad que desarmó uno de los principales recursos de Fokina, sus 'drop-shots' (dejadas). Nada que ver con lo que se vio a finales de 2020 en Colonia, en pista rápida, donde hubo un severo correctivo del joven rinconero.

En tiempos de pandemia, se notó el aliento de la grada, pero en una versión 'light'. Ocho personas ocuparon el palco exclusivo del jugador, con Jorge Aguirre a la cabeza. Los protocolos anti Covid-19, que impiden a los recogepolotas acercar las toallas a los jugadores, dan pie a los jugadores para recibir el 'coaching' de sus entrenadores, cuando se acercan estratégicamente a la esquina donde se sitúan. Sucedió con Davidovich y se da con la gran mayoría de tenistas.

Pero Davidovich rompió el servicio de Dzumhur ('zumó', pronunciaba el juez de silla) en el cuarto juego de la segunda manga y el choque registró un claro giro: 6-2 en el segundo y otra ruptura al comienzo del tercero, con otro 6-2. Dejaron de oírse murmullos de contención, sustituidos por aplausos y reconocimiento. El malagueño, que llegó a ser atendido en la muñeca derecha al final del primer set, soltó el brazo, se liberó de la presión y empezó a disfrutar como lo hacía a los 4 años, dirigido por su padre, en las pistas de Calaflores, en La Cala del Moral.

«En la gira de tierra sé que en algún torneo lo voy a hacer bien», se atrevió a decir el joven tenista en la previa, en una atención a los medios de comunicación. La pandemia segó la temporada en polvo de ladrillo en 2020, casi inexistente, pero Davidovich, que no oculta que se encuentra más comodo en esta superficie, sueña con que ese torneo en el que se alineen todos los astros sea este ATP 250 de Puente Romano.

El bielorruso Ilya Ivashka (115º), de 26 años y 1.93 metros, verdugo de su amigo Pedro Martínez (en dos mangas) le espera ahora, en un duelo inédito. Si todo transcurriera con normalidad el cruce esperado en cuartos de final sería el experto y también imprevisible italiano Fabio Fognini, segundo cabeza de serie.

«Quiero dar las gracias a la gente por apoyarme hoy. Comencé un poco nervioso, pero después del primer set fue todo mejor y me encontré más cómodo en la pista. Se echaba de menos el publico en una pista de tenis. Es una ilusión y una motivación extra, y la verdad es que he jugado un gran tenis después del primer set y estoy muy contento del nivel«, declaró a pie de pista tras la remontada Davidovich. Y sobre el duelo ante Ivashka comentó: »Lo conozco de los Challengers hace años. Sé que es muy agresivo y tendremos que ver cómo lo planteamos".