La resurrección de Coric después de un año de inactividad

El tenista de Zagreb ha conocido las alegrías y la crudeza que pueden convivir en la carrera de un deportista de élite. Después de ser número uno del mundo júnior se tatuó en su brazo derecho el lema 'There is nothing worse in live that being ordinary» ('no hay nada peor en la vida que ser ordinario'), los acontecimientos posteriores le demostraron que en su vida ha habido poco de normalidad.

Pese a su talento para jugar en pista rápida y a pasar por una lesión de rodilla grave en 2016, la prueba más dura la supuso una lesión de hombro, articulación clave en el tenista, en especial en el servicio. 2021 fue casi un año en blanco para él. Reapareció justo el 20 de marzo ante el malagueño Alejandro Davidovich en Indian Wells y, pese a ganar el prime set en el 'tie break' (7-5), cedió en los dos siguientes, en el segundo con un rotundo 0-6.

No fue eso lo peor, Para un tenista, pese a un talento singular, los meses de inactividad se acusan y se tarda en recuperar le nivel. Que se lo digan a Wawrinka o Thiem. Coric sólo gano dos partidos más hasta junio y tuvo que 'bajar' a la arena de los Challengers para reimpulsarse, pero tras un título en la 'segunda división' en Italia resurgió de forma increíble en el Masters 1.000 de Cincinnati, con un carrusel de víctimas de relumbrón: Musetti, Nadal, Bautista, Auger-Aliassime, Norrie y Tsitsipas.

Coric ha vuelto por sus fueros a los 26 años, justo el 'ranking ATP' con el que acaba el curso, un objetivo impensable a principios de año. Ahora confía en poner un brillante colofón a lo logrado en la Copa Davis.