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«¡Vamos Rafa, que estamos aquí!», se oye desde un rincón de la grada, pero Rafa no era Rafa, o no todo lo que fue Rafa. Su semana de despedida ha tenido un mal comienzo en la pista: doble 4-6 en contra en una hora y 51 minutos. El probable 'último baile' del balear, salvo que España saque adelante este martes (en las próximas horas) la eliminatoria de cuartos de final de la Copa Davis ante Países Bajos y David Ferrer siga confiando en sus servicios.
De momento es una incógnita, pero la expectación y la emoción se tornó en un ambiente de cierta resignación. El tiempo no perdona. La inactividad condenó a Nadal en su regreso al Carpena. Llegó como una moto de Manacor, se entrenó el doble que el que más, pero le faltó competición y lo pagó ante Botic van de Zandschulp, un tenista que se desenvolvió en su ecosistema de pista rápida 'indoor', que sirvió bien, como se esperaba, que golpeó muy duro desde el fondo cuando tuvo tiempo para armar la derecha, pero que no encontró suficientes respuestas en Nadal.
El ambiente fue espectacular, atronador, emotivo. Rafa se emocionó durante el himno, y en la imagen gigante de los videomarcadores todos pudieron apreciar la importancia del momento. Sus lágrimas eran las de todo el país. Pero esa atmósfera positiva no terminó de elevar el juego de Nadal, ni siquiera esos esporádicos gestos de rabia habituales para celebrar algunos puntos del manacorí. Qué duda cabe de que si esto se tratara de transmitir Nadal hubiera ganado el partido de paliza, ante un Van de Zandschulp impasible.
Pero no era el día ni el momento, Nadal forzaba el revés de su rival, el neerlandés le atacaba con saques abiertos también a su revés, y cerró el primer set con un 89% de puntos ganados con primeros servicios. A una altura difícil de contrarrestar, menos para un rival con sólo seis 'winners' en toda la primera manga.
Tampoco comenzó de la mejor manera la segunda, con un 'break' a las primeras de cambio. Se movía también mejor Van de Zandschulp, sin ser un tenista especialmente explosivo. Tenía otra energía y consolidó su ventaja pese a dos turnos seguidos al saque en los que tuvo que reaccionar a un 15-30 en uno y un 0-30 en otro, pero no llegaban las opciones de ruptura.
Fue el final. Con la lengua fuera, muy exigido todo el tiempo, Nadal volvió a perder el servicio en un 'rally' en el que el neerlandés apenas asumió riesgos y esperó su momento para el 'passing' del 1-4 y saque. Aún hubo un atisbo de esperanza con el primer 'break' del español, a la tercera opción de ruptura en el juego, pero seguía en la cuerda floja.
No se habían cumplido las siete y cuarto de la tarde y llegó la descorazonadora noticia. El tiempo transcurre para todos. Incluso para Rafael Nadal Parera. Ahora ya sólo queda una duda: ¿habrá sido este su último baile?
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