Una increíble atmósfera en el Carpena

Escribiendo estas líneas, España acaba de perder. Hace menos de una hora, he tenido la suerte de experimentar por vez primera la energía de 10.000 personas animando con todo, pero con todo, a su equipo nacional, en cada punto, en todo momento, pasase lo que pasase, levantándose, saltando, gritando y aplaudiendo.

Los dos partidos de tenis de ayer podían haber sido de mejor calidad. Ha habido momentos irregulares por parte de los cuatro jugadores. Por supuesto que se han visto puntos y momentos para enmarcar también, pero hay un elemento que no ha fallado, por decirlo así, ni una sola pelota.... ¡El público!

Yo tenía ganas de vivir un público encendido, y mis esperanzas han sido rebasadas. Durante seis horas han empujado para arriba a un equipo que ha luchado y se ha dejado la piel contra una Croacia, que ha venido a Málaga a hacer daño. Y tengo que darles mi enhorabuena más sincera de hecho, porqué para ellos también estaba la cosa difícil, fuera de casa.

Pues sí, al final el último punto cayó del lado croata y he vivido por primera vez también cómo esa inmensa energía que se ha ido condensando durante horas, de repente se ha desvanecido. Es solamente el segundo día de competición, y mi sensación, al salir del pabellón y observar y escuchar a la masa de gente que salía del recinto es que para la inmensa mayoría la Copa Davis ya ha llegado a su fin, que no hay más ganas de venir.

Y, sinceramente, casi siento más pena por este hecho, que por la derrota de España. Como amante del tenis, y desde hoy fan total de una atmósfera de público semejante, quiero seguir viviendo el espectáculo lleno de pasión, que es la Copa Davis. Y lo haré, aunque tenga que vivirlo a través de la energía de equipos que no son el de mi país. Sería hermoso que el buen tenis prevaleciera sobre la desilusión de la derrota de nuestro combinado nacional, y que las gradas del Carpena se llenaran como hoy (por ayer) de 'fans' del tenis.