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Fue la eliminatoria de las gradas y las aficiones, independientemente de que en liza estuviera el número uno del mundo, el italiano Yannik Sinner. Detrás del banquillo de la vigente campeona, Italia, estuvieron unos viejos conocidos de la pasada edición, que seguro algo tuvieron que ... ver con que su selección se acabara imponiendo a la Serbia de Novak Djokovic en la semifinal y a Australia en la serie por el título. Los cánticos de «Sinner, Sinner, Sinner», acompañado de las melodías, cortas y sonoras, que salían de sus tambores y sus instrumentos de viento fueron un importante empujón para su tenista estrella. El grupo de animación del Lube Macerata de voleibol viajó un año más con la Federación Italiana para dotar de color y ambiente a los partidos de su combinado.
Se juntó todo para que las gradas fueran una auténtica bomba cargada de pasión. Al lado de los italianos, acérrimos aficionados al deporte porque sus protagonistas siempre les han dado motivo para ello, se presentaron en el Carpena miles de argentinos, que se encargaron de vestir varios sectores del Carpena con símbolos sagrados para su nación. Tiraron de garganta para paliar su déficit de instrumentos respecto a la hinchada rival. Una gran lona con las caras de Maradona, Messi y el Papa Francisco caricaturizadas, acompañadas de ilustraciones del Mundial y la Copa América y una frase que decía 'De la mano de Dios, el Messias y el Papa, vamos a por otra World Cup' presidía uno de los sectores del pabellón.
Los italianos estuvieron más agrupados y los argentinos algo más dispersos, aunque se encargaron de hacerse notar durante los tres partidos de la serie. Uno de los momentos más icónicos llegó al final del primer enfrentamiento. Cada equipo elige su canción de salida y de celebración –en caso de salir victorioso–, más allá de los himnos, y los albicelestes se decidieron por 'La mano de Dios', de Rodrigo. Fue por eso que todo el pueblo cantó a Francisco Cerundolo, que por unos minutos llenó de gloria el suelo malagueño para todos los argentinos que se dieron cita en el Palacio de los Deportes.
Fue, con mucha diferencia, más allá del partido de España, el encuentro que más gente congregó en los alrededores del Carpena, también en las horas previas. Casi todos ataviados con símbolos que les identificaban como tal, algunos incluso disfrazados. «Así somos los argentinos, todo pasión. Argentina va por delante de todo», declararon dos argentinos residentes en Málaga a SUR durante el primer set del encuentro que enfrentó a Sinner con Sebastián Báez. «La pasión italiana por el deporte es especial», expresó, unos minutos después, un matrimonio de italianos, vestidos con banderas al hombro. Para estas dos hinchadas no resulta difícil ilusionarse con cualquier acontecimiento deportivo.
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