Alejandro Davidovich: año nuevo y... ¿vida nueva?

En el tenis profesional cada año un porcentaje importante de jugadores se despeña en el ATP Ranking, pero en la mayoría de los casos el bajón tiene que ver con lo físico, con las temidas lesiones, algunas crónicas y en zonas vitales para la práctica de este deporte (codo, muñeca, hombro o espalda). No es el problema de Davidovich, que aunque tuvo que renunciar a Wimbledon y algún otro torneo aquejado de problemas lumbares, no ha padecido episodios muy duraderos.

El rinconero, que llegó a ser vigésimo primero del mundo en agosto de 2023, se fue de vacaciones el 61º, porque no ganó tres partidos seguidos en 2024 (si se exceptúa su inicio de año encadenando dos triunfos en la United Cup y otro en el Abierto de Australia), con lo que no pasó de cuartos de final en ninguna cita, y tampoco pudo mostrarse con la selección en la Copa Davis (en casa, en Valencia y Málaga) ni en los Juegos Olímpicos, a los que renunció para mejorar su 'ranking' en la gira norteamericana.

Fue un 'annus horribilis', marcado por la traumática ruptura con su entrenador de toda la vida, Jorge Aguirre, que no fue fácil de asumir por ninguna de las partes. Trabajó, muchas a veces a distancia, con Fernando Verdasco, y ahora lo hará con el que fue técnico de este, David Sánchez y con el ex 'top ten' Félix Mantilla, los nuevos responsables de sacar el nivel tenístico que todos unánimemente advierten en el malagueño.

El problema de Davidovich, ya afincado en Montecarlo, no es de talento, ni físico, ni técnico y tiene que ver con la competitividad, a su vez muy vinculado al aspecto mental. Ha sufrido toda su carrera para cerrar partidos bien encaminados, se empequeñece en los momentos de máxima exigencia que deciden partidos y no muestra un nivel constante en los encuentros, capítulo que lo lastra especialmente al no ser un tenista que viva de su juego al servicio, de muchos puntos gratuitos con él. Por el contrario, necesita, en especial en pistas rápidas, en las que se juega más de dos tercios del calendario, amarrar al máximo todos sus turnos al servicio.

Las estadísticas que revela la ATP de este 2024 confirman estas sensaciones. Davidovich ha sido vigésimo segundo en el 'ranking' de líderes al resto, un compendio de varios parámetros muy interrelacionados: efectividad al resto, puntos ganados sobre primer saque, sobre el segundo, puntos de quiebre convertidos y juegos ganados al resto, capítulo este último en que es vigésimo, algo mejor incluso. Este buen nivel, propio de un 'top 20', no se corresponde con otro tan bueno al servicio. En esta faceta, siendo el décimo que más primeros saques mete (67,3%), algo a priori muy positivo, sólo gana el 68% de ellos (se va al puesto 67º), lo que refleja que ese primer servicio es muy poco decisivo.

Además, es tercero por la cola entre 82 tenistas analizados en el porcentaje de 'tie breaks' ganados, con un paupérrimo 29,2%, y el 75º en el porcentaje de sets decisivos ganados (35,7%), dos estadísticas que corroboran su problema para competir, la cualidad que distingue a las grandes figuras del resto.

Con pocos puntos que defender este 2025, la importancia de mejorar el 'ranking' es como una pescadilla que se muerde la cola. Si se mantiene en torno a su 61º actual tendrá que jugar fase previa en algunos torneos y sus rivales en primera o segunda ronda en los cuadros serán más exigentes. Sus privilegios crecerían cuanto más ascienda en la clasificación. Sobre todo si se acerca a un 'top 30' que no es nuevo para él y que reflejaría su nivel real.