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El nuevo fichaje del Málaga, el extremo Paulino, fue sin duda uno de los jugadores revelación de la pasada Liga en Segunda División, razón por la que su nombre había entrado en las quinielas de varios equipos, entre ellos los dos teóricamente más poderosos ... económicamente de la categoría (el Eibar y el Huesca). Después de una primera vuelta de adaptación y de pasar por un periodo lesionado empezó precisamente frente al Málaga un rendimiento de notable alto que probablemente fue el mejor aval del Logroñés para pelear hasta el final por la permanencia.
Porque Paulino es ante todo un regateador, un futbolista de esa estirpe con tendencia a desaparecer, y además cumple con el perfil que le gusta a José Alberto. Es un extremo vertical, que nunca rehúye el uno contra uno, que da salida al equipo y que encima no desentona en el trabajo. Es más, tiene virtudes parecidas a las que ofrecía otro cántabro que juega en el Málaga, Jairo, que llevaron a este a fichar por el Sevilla. Por cierto, la primera gran actuación de Paulino fue precisamente ante el Mirandés, dirigido por el ahora técnico blanquiazul: victoria por 2-1 con gol y asistencia a Ander Vitoria en la primera jornada de 2021.
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Si a cualquier entrenador de Segunda le hubieran preguntado en la segunda vuelta por tres o cuatro jugadores revelación, casi todos habrían incluido a Paulino. Junto al veterano Iñaki (lateral reconvertido en extremo) era el sostén ofensivo de su equipo, el principal argumento cuando se apagaba la luz, y sobre todo brillaba por su insistencia. Una y otra vez pedía la pelota, una y otra vez encaraba, una y otra vez provocaba faltas. Porque detrás de unas estadísticas aparentemente pobres (dos goles y dos asistencias) conviene destacar la cantidad de faltas provocadas, así como su rol de notable lanzador en la estrategia. Lástima que el Logroñés estuviera tan limitadísimo en el remate.
Y ya que el aficionado malaguista no ha podido disfrutar in situ de Rahmani o de Joaquín por la pandemia sí podrá hacerlo de Paulino. Habrá que ver si en un equipo de más empaque y en el que tendrá más presión -incluso fuera del norte de España- repite la segunda vuelta del Logroñés, pero indudablemente es el perfil de futbolista que gusta al seguidor blanquiazul. Junto a sus regates y su facilidad para conducir la pelota pegada al pie destaca una acción en particular, pisar el balón para ejecutar un cambio de dirección. La duda se centra además en que, como les sucede a casi todos los extremos, su rendimiento no se caracterice por la regularidad y que sea más eficaz que efectista, con más continuidad que filigranas.
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