Antonio Carlos Ortega, en su domicilio en Hannover y con su portátil. SUR

Ortega: «Decida lo que se decida con el calendario, nadie va a salir contento»

Desde Hannover, donde aún no hay medidas de confinamiento, el entrenador malagueño de balonmano analiza la crisis sanitaria y deportiva

Lunes, 23 de marzo 2020, 01:09

«¿Qué se dice por Málaga?». Aunque Antonio Carlos Ortega, entrenador del TSV Hannover-Burgdorf, tiene contacto habitual con su entorno en su ciudad natal vía telefónica desde Alemania, muestra interés por la última hora y el comportamiento de sus paisanos tras más de una semana de aislamiento. Esta medida aún no ha llegado a Hannover, aunque parece inminente, a pesar de que con la estadística alemana de contagios por coronavirus, no muy lejana a la española, la mortalidad está siendo notablemente inferior, consecuencia de un número mayor de tests entre la población para aislar pronto los casos de positivos.

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"No nos han prohibido las salidas. Permiten hacerlo manteniendo distancias. En los supermercados hay mucha demanda de papel higiénico –no es un comportamiento exclusivo de España– y pastas, y los bares y restaurantes, que podían abrir de 6.00 a 18.00 horas, ya han recibido orden de cierre. Los colegios desde el lunes pasado están clausurados también", informa el técnico del equipo revelación esta temporada en la Bundesliga de balonmano, para muchos el torneo nacional más potente del mundo en este deporte.

"La gente ahora no está concienciada", cuenta. "Yo he salido sólo un par de veces los últimos días, pero todavía se ve demasiada gente". Ortega permanece en su hogar provisional junto a su esposa, cántabra, y sus cuatro hijos, de 16, 14, 13 y 11 años, todos matriculados en un colegio privado de Hannover, ciudad con un volumen de población similar a Málaga capital, aunque con un estilo de vida muy dispar.

"Quizás la edad no les deja ver a los niños lo que está pasando. Han empezado las clases online y de esta forma están entretenidos", afirma y explica que "hay muchas comparecencias de Merkel y autoridades de los landers, y supongo que tarde o temprano sucederá algo parecido que en España".

A Antonio Carlos no le faltan motivos para el desánimo. Por un lado, la familia. Sus progenitores, su hermana mayor y todos sus tíos están en Málaga. "Sin duda, me preocupa la situación de mis padres. Él ha estado poco fino de salud en los últimos tiempos y son población de riesgo", recuerda. Aunque se planteó volver a Málaga al detenerse la competición, hubiese sido una locura, con sus hijos en Alemania y la situación de cuarentena en España. "Muchas veces vivimos en una vorágine, vamos de aquí para allá. Pensamos en cosas superfluas, y luego llegan cosas que te cambian la vida de un día para otro. De pronto un virus te hace encerrarte en casa y te trae un futuro incierto. Va a haber una crisis económica brutal, pero lo mas importante será la salud", valora a modo de reflexión.

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El horizonte deportivo tampoco es halagüeño: "Desde el jueves 12 no se entrena. Tenemos muchas dudas de que se vuelva a jugar, aunque queden sólo siete jornadas. Están también las competiciones europeas, y la Final Four de la Copa (para la que se ha clasificado brillantemente el Hannover-Burgdorf), que la Federación Alemana ha reubicado para el 27 y 28 de junio. Sería un desastre financiero suspenderla, con 14.000 entradas vendidas".

Posible bajada de sueldos

Y es que el balonmano en Alemania llena grandes pabellones, algo inusual en otros países. "Aquí los clubes sacan mucho dinero de taquilla –explica Ortega–. A nosotros nos quedan cuatro partidos en casa y hay que devolver las entradas. Alternamos de local en un pabellón de 4.500 espectadores con otro de 10.000, y hemos tenido una media de unos 7.500. Casi todos los clubes van a hacer una especie de ERTE. Nuestros salarios se pueden ver trastocados. Si esto dura seis meses...". Aunque el malagueño tiene un año más de contrato y su trabajo junto a Iker Romero (su ayudante) le ha hecho ser reconocido como el mejor entrenador de la Bundesliga, no oculta su inseguridad sobre su futuro si bajaran sus emolumentos: "Los espónsores van a tener crisis. Es un tema delicado. Luego, el colegio privado de los niños...".

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Tampoco está claro qué decisión tomar con el calendario. Congelar la temporada (sin ascensos ni descensos), dar como campeón al líder actual, el Kiel, o tratar de acabarla aunque sea fuera de plazo. "Decida lo que se decida, nadie va salir contento", sentencia. Su equipo es cuarto, en puesto de IHF Cup, llegando a liderar la Bundesliga en un tramo largo de la primera vuelta, todo un logro sin uno de los presupuestos más altos. Pero ahora el equipo no se ejercita en la pista y los jugadores hacen lo que se puede en sus casas. Ni siquiera Ortega sabe si algunos de ellos ha vuelto a sus países por temor a la crisis sanitaria. "En teoría estamos todos aquí, pero no podría decirlo que el cien por cien. Igual algún danés se fue. A mí no me consta. Mandamos un plan para trabajar en casa. Se puede correr en la calle, aunque yo no lo he hecho, pero esto pronto se va restringir".

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