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Una década, que puede ser mucho en la vida de cualquier persona, parece más aún en el caso de Álex Millán (Barcelona, 2004). A los 7 años comenzó su pasión con el motociclismo, de visita a un 'karting' y ahí comenzó un largo periplo. «Estaba con mi padre y vimos una escuela de motos y decidí apuntarme. Me gustaba bastante y fui a ver alguna carrera, y cada año íbamos mejorando», recuerda como inicio del romance. Ahora, a los 17 años, afronta las horas previas a comenzar la temporada en el Mundial de Superbikes, en la categoría de Supersport 300, la menor.
Ha sido una década de alegrías y frustraciones tratando de progresar en un mundo hermético, muy sujeto al azar de estar en el lugar adecuado en el momento idóneo. Un motociclismo condicionado al talento, pero también a las ayudas de los patrocinios. Desde hace dos años Millán se halla en Málaga continuando en su progresión en manos del brasileño Nico Ferreira, desde hace varios años asentado también en tierras costasoleñas y que dirige la SPN Riders Academy, dentro de El Templo del Motor, un circuito localizado en el Polígono Industrial de Trévenez.
Millán estudia 3º de Secundaria en Gamarra y vive en el Centro, aunque muchas semanas las pasa fuera. En la actual, por ejemplo, no ha salido de tierras turolenses, en el Circuito de Alcañiz, donde el joven piloto se afana en dominar las posibilidades de su Kawasaki Ninja 400, de la escudería SMW Racing, considerada una de las tres mejores este año en su categoría, la tercera del Mundial (tras 600 y Moto GP, la estelar). Además, Kawasaki viene siendo la marca más competitiva en la modalidad (frente a las otra dos, KTM y Yamaha), con motos derivadas de serie con la máxima preparación posible, pero que pueden ser comerciales.
Millán tiene muchas esperanzas depositadas en esta temporada, que consta de doce carreras. Casi siempre mejora sus resultados en su segundo curso en cada nivel, y ya tuvo contacto con el Mundial de Superbbikes en 2021, en sustituciones de pilotos, en Aragón Jerez y Portugal.
El piloto afincado en Málaga empezó en el Campeonato de Cataluña de Minimotos; luego estuvo dos ediciones en el Campeonato de Cataluña Mini GP 50, y en la segunda de ellas fue campeón, antes de pasarse al Mini GP 70. Su primer calendario mundialista fue en Premoto 4, donde compitió dos años, y en el segundo de ellos acabando tercero, y en 2018 y 2019 se pasó a la European Talent Cup, en el último año con alguna victoria de carrera y un podio. En 2020 fue seleccionado en el programa de la Red Bull Rookies Cup, certamen en el que logró algún podio y una 'pole'.
Con 1,73 metros, se define como «un piloto fino, nada agresivo, a diferencia de muchos otros pilotos». «Para esta categoría no es lo más eficiente, pero en categorías altas, sí», matiza sobre su estilo en relación también al que sería su gran sueño, pilotar en MotoGP, ya sea en el Mundial de Motociclismo o en el Superbikes. Muchos sacrificios implica esta pasión, que le priva de disfrutar de horas de tiempo con amigos y familia (sus padres permanecen en Barcelona). También se ve obligado a aparcar en parte los estudios, aunque «este año me los estoy tomando muy en serio y me despierto muy temprano por las mañanas para entrenarme algo antes de ir al Instituto». Millán hace fundamentalmente 'cardio', bicicleta o carrera tres o cuatro días a la semana y pilota en El templo del Motor y, cara a los estudios. se beneficia de aplazamientos de los exámenes, ante la lógica comprensión del profesorado.
«Está siendo bastante difícil todo, y cada año más. Se profesionaliza todo mucho. Al final los equipos piden bastante dinero y hay menos patrocinadores», se sincera acerca de la gran batalla diaria de tantos pilotos con talento que sueñan con emular a los más grandes. En este sentido, el ídolo de Millán fue Dani Pedrosa y, luego, Marc Márquez.
Pese a las dificultades, Millán aún se ve con opciones de seguir progresando en este mundo. «Mi objetivo sería hacer solo este año Supersport 300, intentando luchar por las posiciones delanteras, para dar un salto a una categoría más alta». Su preparador y tutor legal, Nico Ferreira, lo secunda. «Para las dos o tres primeras carreras el objetivo es estar en el 'top ten'. A raíz de ahí, tiene mucho talento y puede optar a ganar carreras al final del año o luchar por el campeonato», afirma, y considera que lo mejor del pilotaje de Millán es «su paciencia y el paso por curva» y que, además, «utiliza muy bien la cabeza a la hora de adelantar».
Álex Millán ha hecho durante la semana los test oficiales en Alcañiz y no le teme al riesgo inherente a su actividad. «Al final desde pequeño te acabas acostumbrando. Me lo preguntan mucho, y claro que es arriesgado, pero como es lógico, no lo piensas tanto», advierte, a pesar de que en 2018 ya sufrió una lesión de muñeca por una caída.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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