Miguel Sesé
Domingo, 18 de mayo 2014, 01:41
Márquez no necesitaba una exhibición como la de Le Mans, y sin embargo la hizo. El genio de Cervera sumó su quinta victoria en igual número de Grandes Premios después de una remontada brutal, de la que apenas se pueden decir adjetivos.
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Una mala salida lastró al líder, que se fue a la rueda de Lorenzo y después tuvo que seguir recto para evitar una caída casi segura. La acción le mandó a la décima plaza, con mucho tráfico por delante y enemigos de todos los colores que le estaban esperando con el cuchillo entre los dientes.
Uno a uno, Marc los fue superando, sin importarle lo que apsase por delante ni por detrás. Fue una cacería en toda regla, algo que va más allá de la moto y que tiene que ver con el inalcanzable nivel de pilotaje, y arrojo a prueba de bombas y con el hecho de que le tiene comida la moral a todos sus rivales.
Con la misma insultante facilidad cedieron Bradl o Bautista, Dovizioso o Pol, Lorenzo o Rossi. Cualquiera que se pusiera por delante.
Rossi fue quien salió ganando en las acciones iniciales, y para él fue un juego de niños superar a Bradl, Dovi y Pol y ponerse como líder. Pero cuando la cosa pasó a mayores, retener a Marc, hasta 'il Dottore' se estremeció y se marchó largo dejándole vía libre.
Cinco victorias en cinco carreras, y las que quedan. Márquez es intratable y sólo falta por saber en el Mundial quién será el subcampeón.
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